Romanov | Un nuevo comienzo

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Ulises D'Amico

Ya los tres estábamos en el aeropuerto.

Mi suegro tenía unos globos de bienvenida, yo un ramo de rosas y mi suegra un cartel.

Los tres estábamos desesperados por verla.

Ya el piloto me había notificado que habían tocado tierra, pero aun ella no salía.

Habían personas que nos miraban raro, pero nosotros solo esperábamos a la luz de nuestros ojos.

-Ahí esta- señale hacia su cabello que podía reconocer en donde fuera

-Esteban vaya primero- lo puse frente a mi para que fuera el primero en encontrarse con ella

Esperamos unos minutos hasta que ella nos encontró.

Mi futura esposa abrazo a su padre con todas sus fuerzas.

Note como se le derramaban pequeñas lagrimas.

Luego saludo a su madre y por último a mi

-Amor- bese sus labios para abrazarlas

-Te trajimos regalos- le dimos todo

-Oh Dios- sonrió secando sus lagrimas

Esa mujer era todo lo que quería en mi vida.

Ella tomo la mano de su padre y camino a su lado.

Yo llevaba la maleta que había traído mientras ella iba con sus padres.

Tome mi celular y les tome una foto desde mi punto de vista.

Quería que mi esposa tuviera los recuerdos necesarios sobre su familia.

Al llegar al auto puse su maleta en la parte de atrás del auto y le abrí la puerta para que ella fuera en el lugar del pasajero.

-Hola mi vida- tome su mano para besarla

-Hola- ella me sonrió y arranque el auto

Era lindo tenerla aquí.

Conduje directo al restaurante porque íbamos un poco tarde.

-¿No vamos a la casa?- lo tres negamos hacia la pregunta de Dafne.

Ella soltó mi mano unos segundos para dejarla sobre su muslo.

-¿Qué paso?-

-Nada amor, solo le mando unos mensajes a las nenas para que sepan que llegue bien y saber como vamos con la ropa que debemos terminar para el desfile del próximo año-

-Ve porque me quiero casar con su hija, ella lo es todo para mi- les hable a mis suegros

-Eres todo lo que mi hija también buscaba-

Una vez en el restaurante solo basto con dar mi nombre para que nos llevara a la mesa que había separado.

Era un poco más privada que las demás.

-¿Qué les puedo ofrecer para tomar?- se acerco el mesero

-¿Vino para todos?- los mire para que asintieran

-Si- respondió Dafne

-Les daré unos minutos para que miren el menú – asentí, pero levante un poco mi mano

-Si puedes traernos mozzarella como aperitivo te lo agradecería- le sonreí

-Claro-

-Te extrañe- tome la mano de Dafne

-Yo también- ella hizo un puchero, pero mire primero a sus padres

-Adelante- respondió Esteban riendo