Nuestro último suspiro

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ADVERTENCIA: ESTE CAPÍTULO CONTIENE GORE, LENGUAJE VULGAR, MUERTES, ABUSO INFANTIL  Y NECROFILIA.
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Todas las personas están destinadas a un camino, un cielo o un infierno. Poca es la cantidad de gente destinada al cielo, y la otra tiene un lugar guardado en el infierno. Un Dios escoge tu camino desde que naces, jamás sabrás a dónde irás, pero si miras al interior de tu corazón entonces talvez encuentres la respuesta.
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"¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡No fue mi intención!" Bonnie chilló en un tono desesperado y sostuvo sus brazos sobre su cabeza, escondiéndose en un rincón, con las rodillas dobladas debajo de ella. Janet se elevaba por encima de ella, con una mirada furiosa en su rostro.

"¡Te dije que no me mordieras maldita desagradecida! ¡Mereces un castigo!" Janet le gritó a su pequeña, temblorosa y asustada hermana. Ella no estaba satisfecha aún así que volvió a obligar a la menor a lamerla. Sin embargo, Bonnie la mordió, dejándola sin un pedazo de carne, lo que la hizo enfurecer a tal grado de salirse de cualquier límite que pudieses imaginar.

La mayor busca algo con la mirada, rápidamente encuentra el oso de peluche que sus padres le habían regalado a Bonnie cuando tenía 3 años. Era cierto que le había dicho a la menor que tirará el oso, ya que no quería el recuerdo de ellos. Y, sin embargo, la desobedeció y lo había dejado pasar aquella vez, pero ahora..no contaría con la misma suerte.

Janet sostuvo el osito en la mano y lo sacudió con enojo hacía Bonnie, quien seguía encogiéndose de miedo. Enfadada, la mujer comenzó a desgarrar el oso en pedazos. El relleno se cayó cuando las piernas fueron arrancadas violentamente.

"¡No, Janet! ¡No!" Bonnie gritó, pero ella no se detuvo, desgarrando al oso y desgarrándolo, destruyéndolo, arrancándole la cabeza y arrojándosela a la cabeza de su hermana. El rostro de Bonnie estaba inundado de lágrimas y se estremeció y lloró cuando la cabeza del oso golpeó el frente de su diminuto rostro.

La menor agarró la cabeza del oso y la sostuvo entre sus delgados brazos, llorando a mares. Era el único recuerdo que tenía de sus padres. Y ahora su hermana lo había destruido. A Bonnie le dolía muchísimo el corazón, pero ella no había terminado.

Janet se agachó y agarró furiosamente la cabeza del oso de la manita de su hermana, arrojándola al otro lado de la habitación para golpearla contra la pared. Le dio una bofetada a Bonnie en la cara y la sostuvo por la parte superior del brazo. Las piernas de la menor colgaban en el aire y pateaban sin poder hacer nada mientras la mujer sacudía su cuerpo. La cabeza de Bonnie se movió de un lado a otro con la fuerza de ser sacudida.

"Te dije que lo tires. Lo rompo frente a ti, ¿y TODAVÍA me desobedeces?" Janet gritó en la cara de Bonnie. El diminuto rostro de la niña estaba arrugado por el llanto y por el dolor de sus brazos siendo apretados con crueldad.

"¡No, Por favor! ¡No, me duele! ¡Déjame ir!" Bonnie luchó, aunque sabía que eso enojaría aún más a Janet. Ella estaba asustada. Desearía no haberla mordido.

Lo siento lo siento!" Bonnie volvió a chillar y la mayor la tiró al suelo con dureza. Ella yacía allí, tratando de orientarse de nuevo cuando Janet pateó a su pequeña hermana de lleno en las costillas. Los flexibles huesos de niña pequeña de Bonnie recibieron el golpe directo, y la fuerza de éste dejó sin aliento a su diminuto cuerpo en una ráfaga de dolor al rojo vivo y punzante.

La menor gritó sin decir palabra y trató de encoger su cuerpo para protegerlo de los golpes. Janet lo pateó de nuevo, en el costado, de nuevo, en la espalda, dejando grandes y dolorosos moretones por todo el cuerpo de la niña. Bonnie gritó un galimatías, disculpándose inútilmente, tratando de mantenerse alejada de los continuos golpes.

El Pico De Los Surruros [BS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora