Gay Panic |Chaesoo| Editando.

CAPÍTULO 72

Tuve la intención de volver a contactar a Ryujin y pedirle que viniera a trabajar conmigo, pero simplemente decidí dejar la idea de lado y evitar problemas. En primera medida le estaría pidiendo demasiado, venir a Seúl le suponía un cambio de vida drástico, su madre seguía dependiendo de ella y... estaría alentando sus sentimientos, pesé a que nunca me lo dijo directamente, sabía que me quería, ya que se excedía en sus funciones y me cuidaba demasiado. Luego de un tiempo, al fin pude lograr reconocer y detallar las dobles intenciones de las mujeres, ya no era tan ingenua como al principio. No quería que ella volviera a pasar por eso; en Australia, cada que me veía con Chaeyoung ella actuaba natural, discreta y respetuosa cuando estábamos juntas, sin embargo, cuando terminamos su alegría fue desbordante e intentó acercarse un poquito más. Ryujin no era directa, era tímida, dulce y considerada, no se merece que la lastimé injustamente. Así que decidí que lo mejor sería que se quedará junto a Alice, no había nadie mejor que ella para estar a su lado, sin embargo, Ryujin continuaba ayudándome a la distancia con algunas cosas referentes a la fundación y otros negocios.

─Estoy segura de que si hablas con mi hermana, ella no se negará y le permitirá a Ryujin ayudarte. Alice puede conseguir a alguien más, ella se adapta muy bien a las personas. ─reposo su cabeza en mi hombro izquierdo e inmediatamente la abracé más a mi cuerpo.

─No amor, estoy bien. Ya te dije que Momo me consiguió a alguien más, las cosas seguirán igual en Melbourne.

─Si, alguien demasiado joven para mi gusto. ─suspiró entrelazando nuestras manos. Se sentía insegura.

El auto se detuvo en un semáforo en rojo y baje la ventanilla. Un hombre mayor estaba vendiendo rosas, así que le compré una a mi novia, sin antes agradecerle al buen hombre y darle algo de dinero.

─Eres tan jovial y bella como está hermosa rosa, mi corazón solo late solo por ti, preciosa. ─el auto se puso en marcha y ella tomó la rosa, abrazándola un poco contra su pecho, acercándola un poco a su nariz embriagándose con su dulce aroma.

─¿Que voy a hacer contigo? Me traes tan enamorada, cielo. Cada vez que pienso que no puedo amarte más, pasa algo como esto y llenas mi corazón. Me haces sentir segura. No sé qué haría si algún día dejo de ver tus preciosos ojos puestos en mí, mi amor. ─tomo mi mejilla izquierda y me acercó a ella. ─Te amo. ─beso mis labios pausadamente y solté un gruñido cuando se alejó mordiendo y estirando mi labio inferior.

─Señorita, Rosé. Señorita, Jisoo. Hemos llegado. ─afirmó Sergi, nuestro conductor.

Hoy conoceríamos al novio de Nayeon y ella decidió reservar en Kwan. Bajé del auto primero con la finalidad de ayudar a Chaeng, después, sostuve su mano en el proceso, entrelacé mi mano izquierda con su derecha y me tomé un momento apreciando la fachada del lugar. Había cambiado totalmente, del pequeño bar que yo recordaba ya solo quedaba el letrero. Me dio un poco de nostalgia.

─Ha cambiado mucho... ─musite y Chaeng volteó a verme. ─Cuando venía con las chicas, tan solo era un pequeño lugar, parecían dos habitaciones, pero sin importar eso, nunca estaba vacío y ahora... es enorme.

─Me gusta, se ve muy elegante, pero sin perder el toque de desenfreno... la música es genial, el DJ es excelente. La fila abarca casi dos cuadras, así que debe tener una muy buena reputación.

Efectivamente, esté lugar siempre fue una locura, las noches eran muy animadas. El licor, la gente, el ambiente y la música envolvían a cualquiera, justo aquí pasé de los mejores momentos junto a mis amigas, viviendo nuestra etapa de locura y exploración, porqué generalmente acabamos muy ebrias y con poca ropa al día siguiente. El bar, se dividía en diferentes zonas, unas más alocadas y enérgicas que otras. Había para todos los gustos y considerando el estado de Chaeng, se lo agradecí mucho a Nayeon. En la mesa ya nos esperaban Dahyun, Jeongyeon, Tzuyu, Jihyo, Eda, Yuna y Lia. Chaeng sonrió al momento y abrió sus brazos recibiendo a Lia de primera, así una a una tomó su turno para saludarnos. Lo extraño de la situación es que la organizadora de la cita no se encontraba por ningún lado.