Bobo

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Manuel no iba a dejar de amarlo pronto, tenían una historia que no podía ser borrada con el viento aun si este venía con una enorme cantidad de dolor. Ya no iba insistir claro, pero el amor que sentía seguía allí derramándose en su corazón ¿Qué se supone que debía hacer ahora? ¿Fingir que no se estaba muriendo por dentro con todo ese dolor?

Así que fue al estadio para verle de lejos, solo eso, solo verle, nadie tendría porque enterarse que estuvo allí. Se rindió en cuanto recuperar su corazón, ellos jamás volverían y lo tenía claro, pero no podía evitar querer apoyarle y saber que estaba bien, lo amaba, no había forma en que se diera la vuelta e ignorara a su corazón, se prometió que sería la última vez, que solo se aseguraría del resultado del partido y desaparecería.

A su lado Checo no estaba mejor. Si, todo este desastre causado por Saúl le había hecho olvidar por un rato su propio drama, pero estando aquí sin mas distracción que el propio partido... Max volvió a su cabeza.

Ahora mismo lo odiaba tanto como lo amaba, quería que que ese maldito se pudriera en el infierno y al mismo tiempo tomar el primer vuelo a Europa para decirle que todo estaba perdonado y regresar a lo de antes. Oh maldita sea, él de verdad se creyó que había encontrado a la persona con la que pasaría el resto de su vida, ya lo había cortejado, le había dado el anillo y de la nada todo se acabó. Max no solo lo traicionó en la carrera, eso solo fue el principio del fin, o mas bien la primera señal porque otras cosas habían estado pasando a sus espaldas por meses.

Y el muy idiota lo había acusado a él de ser el infiel... ¡¿Como es que se había atrevido?! Si, tenía un historial anterior a su relación, pero a Max no solo le fue fiel, le entregó su vida entera, y este le había pagado con traición absoluta, de todas las formas en que se podía. Y para rematar, cuando las cosas se pusieron realmente mal, Max volvió pidiéndole hacer como que nada pasó y regresar donde se habían quedado... Checo tuvo el suficiente valor para mandarlo a chingar a su madre, aunque por dentro tuvo el impulso de decir que si, que hicieran borrón y cuenta nueva.

Lo peor es que al seguir trabajando juntos no podía bloquearlo ni sacarlo de su vida, y Max seguía insistiendo en regresar, el mexicano no sabía si tenía la suficiente fuerza de voluntad para seguir resistiendo. En la última carrera que tuvieron el omega le había plantado un beso en el podio, y si no fuera porque la modelo que le entregó el trofeo tropezó y los interrumpió, él habría correspondido a eso.

El alfa de pronto sintió un aroma muy bueno, como a manzanilla y galletas de nuez. Así se dio cuenta de la persona sentada a su lado, un omega atractivo, de cabello rubio y ojos azules. Lo reconoció de por fotos en el instagram de Memo, era Manuel Neuer.

En su momento no había conocido en persona al omega porque en aquella época siempre estaba ocupado, y la única oportunidad de tiempo libre que tuvo, no la tomó porque Max lo retuvo en Europa con sexo, y le convenció de no ir hasta a México para conocer a la pareja de Memo, que ya tendría oportunidad y que no era tan importante porque no parecían ir en serio ya que no había cortejo. Claro, la oportunidad nunca llegó, esa relación acabó antes de que pasara.

Manuel sintió que le observaban y se volvió hacía Checo, el alfa era mucho mas bajito, pero tenía algo, era difícil de explicar pero le llamaba la atención. Y tenía un olor a Sándalo, café, y chocolate. Se le hizo familiar pero no supo de donde, pero al ver la banderita de México en la chaqueta del alfa le habló en el mejor español que podía.

—Te conozco ¿verdad?

—Es posible que vieras alguna foto mía, mi nombre es Checo, soy amigo de Guillermo.

Se dieron un rápido apretón de manos con sonrisas ligeras.

—Oh si, el piloto de carreras. Se supone que nos conoceríamos la navidad pasada. Deja me presento soy Manuel.

De malentendidos y propuestasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora