Mi segunda semana en Eslovenia y el mundo ya se me ha acomodado de una manera muy... Cómica.
Es como cuando ves a una persona y de la nada se vuelve un personaje frecuente en tu vida. Es exactamente lo que me pasó a mí.
Cómo haber desbloqueado una nueva temporada, con nuevos escenarios y nuevo elenco.
Ya solo falta saber quién va a ser mi co-protagonista.
Y sé que es muy pretencioso de mi parte, pero es que aún tengo la fé de encontrar un amor perfecto que nunca me haga sufrir, al contrario, que solo me haga sentir especial.
Lo cual no sé cómo voy a lograr si tengo miedo de no ser suficiente para nadie.
En el aspecto físico, y en el emocional también.
Pero más en el aspecto físico.
Las inseguridades pueden llegar a ser peligrosas.
—Buenos días, vecina. Que gusto verte.
Me río cuando David choca su hombro con el mío, le miro relamiendo mis labios.
—Si Dani te ve, te va a matar.
—Daniela me ama pero odia admitirlo. —confiesa abrazándome por los hombros.— Pero veamos, esta es la idea. Tú, Daniela y yo esta noche en el bar más exclusivo de la ciudad.
Me extiende dos pulseras verdes neón que tomo riéndome en el proceso.
—¿Y como estás tan seguro de que ella va a querer ir contigo?
—Pues porque no va a saber que yo voy a ir. —dice obvio.— Eres una gran amiga, sé que te las vas a ingeniar.
Sonrío de lado, él junta sus manos y finalmente suelto un suspiro.
Pues ya qué, si es lo que quiere, lo voy a hacer.
Digamos que las historias de amor son mi debilidad, independientemente de si me involucran o no.
Y si terminan mal, me van a ver deprimida por los rincones.
No creo en el amor perfecto y verdadero porque sé que no existe. Pero creo en el amor. Y eso me basta para ser feliz.
Demasiado.
Me despido de David en el momento en el que vemos a Daniela salir del edificio. Camino unos pasos más allá eliminando evidencias de haber estado con él y guardo los boletos en mi mochila antes de abrazar los libros contra mi pecho.
—Creo que podríamos caminar. —me dice poniéndose a mi lado.— Tenemos tiempo de sobra.
Asiento, ella acomoda su cabello detrás de sus orejas mientras comenzamos a caminar.
—Pero mira quién está ahí. —musita con desagrado cuando ve a David unos metros más allá hablando por teléfono. Me río.
—¿Qué te hizo el pobre? —cuestiono dejando de mirarlo.
—Nada. —niega de inmediato.— Confórmate con saber que me cae mal.
Asiento entendiendo.
O fingiendo entender. Es que en realidad, todo esto me causa gracia.
Se odian pero se buscan, se insultan pero buscan excusas para estar cerca del otro... Siento que esta historia ya la escribieron antes.
—¿Y ese auto?
Se detiene abruptamente, sigo su mirada notando que un auto se detiene junto a David y él acomoda su vestimenta mientras la puerta se abre y una mujer se baja de este.
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TÚ, YO Y LA HISTORIA QUE NUNCA SE CONTÓ.
FanfictionNo llores por lo que se ha ido, ama lo que aún tienes.