JUEVES

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Los personajes de Ranma ½ no me pertenecen, son de la gran mangaka Rumiko Takahashi. Hago este fic sin fines de lucro, sólo para el entretenimiento del fandom.

Oneshot creado para el séptimo reto relámpago de la página de Facebook "Es de Fanfics", el reto era crear un songfic con la canción asignada de acuerdo al signo zodiacal. La canción que me correspondió es "Thursday" de GOT7

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JUEVES

Ranma no paraba de dar vueltas sobre aquel viejo saco para dormir, pasaba de media noche de aquel frío jueves, y no lograba conciliar el sueño. En la mente sólo tenía una cosa o más bien una persona: Akane.

Llevaba dos semanas lejos de ella, su padre lo había llevado a un entrenamiento en las montañas. Nunca habían estado tanto tiempo alejados, y eso ya empezaba a hacer mella en él. A todas horas la joven aparecía en sus pensamientos, aquella dulce sonrisa llegaba a él, su angelical rostro se le presentaba en todo momento, y con los días el recuerdo de los momentos vividos juntos también lo hacían

La última vez que había hablado con ella fue hace tres días, cuando Ranma y Genma bajaron a un pueblo cercano por más provisiones para su estancia. El azabache entró a una pequeña tienda buscando un teléfono, el cual estaba siendo ocupado por una señora. La desesperación se estaba apoderando de él, en su consideración, aquella persona ya había tardado demasiado. Se paró a su lado cruzado de brazos y comenzó a mover el pie, dando a entender que necesitaba el aparato. Cuando al fin se desocupó marcó rápidamente aquel número que se sabía de memoria. Después de un par de tonos, alguien levantó la bocina.

–Dojo Tendo ­–una sonrisa se instaló en su rostro al escuchar la voz de la persona que había contestado.

–Akane, soy yo –dijo emocionado

–Ranma.

La llamada no había durado tanto como él hubiera querido, pues su padre llegó apresurándolo, pero sirvió para apaciguar la ansiedad que sentía al estar lejos de ella.

Estaba preocupado por su prometida, y constantemente se hacía las mismas preguntas, ¿también sentiría este vacío de estar alejados? ¿seguirá entrenando? ¿se alimentará bien? Sentía que el tiempo pasaba lento, quería que la semana al fin terminara para estar de regreso en el Dojo.

De su mochila sacó una pequeña libreta y un bolígrafo que llevaba con él, donde anotaba su día a día, como una bitácora. Comenzó a leerla hasta que llegó a una página donde vio la letra de su prometida. "Ranma, que tengas buen viaje, aprovecha este entrenamiento y cuídate mucho. Te estaré esperando, hay algo que necesito decirte. Akane" Se preguntó en qué momento ella habría escrito eso y qué sería aquello que necesitaba decirle. Comenzó a ponerse nervioso y se imaginó los peores escenarios.

Sabía que su relación no había avanzado mucho, pero para nadie era un secreto los sentimientos del uno por el otro. Aunque no se lo confesaran, era obvio que se querían, ¿cierto?

Trató de tranquilizarse, pasó una mano por su cara y pensó, sólo tenía dos opciones. O Akane quería terminar su compromiso con él, o quería aclarar su relación. Volvió a acostarse en su saco y con el brazo cubrió ambos ojos, soltó un sonoro suspiro y en cuestión de minutos se quedó dormido.

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Antes de que el sol asomara, Ranma se despertó y comenzó a recoger sus cosas, no podía estar un día más ahí.

–¿Qué haces hijo? –preguntó Genma al despertase con tanto ruido que hacía el azabache.

–Me voy viejo.

–¿Estás loco? Apenas es jueves, todavía no terminamos el entrenamiento.

–Papá, por favor, necesito regresar ­–sin más explicaciones tomó su mochila y comenzó su camino, dejando atrás a un confundido Genma.

Corrió la más rápido que daban sus pies. Después de casi todo el día de camino, a lo lejos se asomaba la propiedad de los Tendo. Mientras más se acercaba al Dojo, más nervioso estaba, su corazón latía fuerte contra su pecho, pero no sabía si era de tanto correr o por la emoción de ver a su prometida. Sabía que no lo esperaban, pues todos creían que llegaban hasta el día domingo.

Al llegar frente a la casa se tomó su tiempo para controlar su agitada respiración, saltó la barda y entró a la casa. No escuchó ruido alguno, así que decidió anunciarse.

–¡Estoy en casa! –gritó.

Momentos después se escucharon unos apresurados pasos bajar la escalera, sabía a quien pertenecían esas pisadas, su corazón de nuevo comenzó a latir rápidamente.

–Ranma, llegaste –dijo su prometida. Él sólo asintió y abrió los brazos, ella no lo pensó y corrió a su encuentro.

Se abrazaron fuertemente, demostrándose lo mucho que se habían extrañado en el tiempo que estuvieron separados. Lentamente se fueron separando y se miraron a los ojos.

–¿Qué haces aquí? Pensé que llegarían hasta el domingo –preguntó extrañada.

–Pareciera que no te gustó que llegara antes –bufó molesto.

–No seas tonto, es sólo que no te esperaba. De echo nadie está en casa –Ranma miró a todos lados, ahora entendía la calma del lugar.

–Bueno, es que yo, yo –los nervios se apoderaron de él y no sabía nuevamente que decir.

–¿Tú qué? –lo animó a continuar.

–Pues, yo, leí lo que escribiste en mi libreta y quería saber que querías decirme –Akane se sonrojó fuertemente, pensó que tendría más días para tomar valor y al fin decirle lo que sentía por él.

–Ranma –respiró para tranquilizarse –yo quería decirte que...

–¡No rompas el compromiso! –la interrumpió –yo, yo te quiero. Quiero estar contigo todos mis días, de lunes a domingo. Compartir contigo los fines de semana.

Akane quedó estupefacta ante lo dicho por su prometido.

–¿Creíste que rompería el compromiso? –fue lo único que logró decir.

–¿No era eso? –Ranma se sonrojó más que nunca, sus impulsos lo obligaron a declararse.

–Claro que no –sonrió dulcemente –yo quería decirte que te quiero, te extrañé mucho –se lanzó nuevamente a sus brazos.

Volvieron a fundirse en un abrazo, esta vez más largo que el anterior.

–¿Sabes lo mucho que sufrí pensando en que romperías el compromiso? –se separó de ella lo suficiente para darle un tierno beso en los labios.

Agradecía el haber llegado antes y no encontrar a nadie más de la familia en casa, había perdido demasiado tiempo con su prometida por culpa de su timidez, pero lo recuperaría ese fin de semana, no quería volver a padecer como ese jueves. 

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