Los labios me arden y todo mi cuerpo huele a él. Es asqueroso. No sé por qué me he dejado llevar. Jared ha dado por hecho que sigo enamorada de él y me ha prometido no decirle nada a Tesifonte. La cosa es, que no me fio de su palabra. Ahora, tonta de mí, dependo de él.
-¡Por fin te pareces a mí! –exclama Queen orgullosa tras haberles contado lo ocurrido en el hospital.
-No es algo de lo que enorgullecerse –respondo tapándome la cara con las manos.
-¿Qué tiene de malo?
-Estoy con Tes y en menos de una semana de relación, ya le he puesto los cuernos.
-Si te sientes tan mal, ¿por qué lo hiciste? –pregunta Anastasia mientras acuesta a Noah en su sillita.
-No me dejaba salir, me había acorralado y se abalanzó sobre mí.
-Una buena leche le tenías que haber pegado –dice Molly decidida.
-Lo sé, pero sin embargo,...
-Te lo tiraste –completa mi frase Queen consiguiendo hacerme sentir aún más culpable de la infidelidad.
-Al menos el hombre ha prometido no decirle nada a tu novio –comenta Jenn intentando buscar el lado bueno de la situación.
-¿Se lo dirás a Tes? –pregunta Donna preocupada a la vez que se acerca a mí para darme ánimos.
-¿Estás loca? –pregunta Queen fulminando a Donna con la mirada-. Tiene dos opciones. Una, se beneficia a los dos que es lo que yo haría. O dos, se queda callada y hace como si nada. ¿Para qué hacer sufrir al pobre? Si el otro se va a estar callado, no hay nada que temer.
-¿Y si comienza a chantajearla? –pregunta Molly antes de darle un sorbo a su copa de dios sabe qué mezcla de licores.
-Que ella contraataque –dice Queen decidida.
-¿Cómo voy a chantajearle yo?
-Tú puedes perder a Tes pero él puede perder su trabajo.
-No sé si te sigo.
-¿No es ilegal mantener relaciones con pacientes y mucho menos en la consulta? Si te chantajea con decírselo, tú le dices esto y se quedará todo entre vosotros.
-En eso Queen tiene razón. Él pierde más que tú –responde Jennifer asintiendo mientras piensa en si es la decisión correcta.
Aunque intentan darme ánimos, en cuanto me quedo sola en mi piso que ahora mismo me parece enorme, comienzan a surgir los nervios, el arrepentimiento, el sentimiento de culpa.
El salón está casi a oscuras a causa del atardecer. Me encantaría poder disfrutar de una puesta de sol en la terraza de un bar, sin preocupaciones. Pero yo solita me he metido en este embrollo del cual no sé en qué condiciones saldré.
Los rayos que provienen del sol, poco a poco van abandonándome dejándome desprotegida ante la llegada de una hermosa luna llena que ilumina parte de mi pequeño salón. Los muebles producen sombras que me causan hasta terror con tan solo pensar que cualquiera podría estar en mi casa, pero no es así. Estoy sola a la espera de un hombre que llega cuando las estrellas y los planetas se alinean creando una sensación realmente agradable, apacible.
Lo busco a ciegas sin saber realmente a dónde me dirijo, pero no me importa. Sé que él está aquí y tarde o temprano volveré a estar entre sus musculosos brazos y su pecho que acompasa el ritmo de su respiración con el mío. Pronto lo localizo y me escondo en su pecho notando como sus brazos me protegen como si fueran una fortaleza indestructible. Levanto mi mirada para encontrarme con unos preciosos ojos rasgados que me observan en medio de esta eterna oscuridad. Las palabras sobran en este momento. Con una mirada, se dice todo y nada, y con un beso, se empieza algo increíble o se destruye.
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El amor a los 30 (En proceso)
فكاهةLana Jones, a sus 37 años, está soltera y desempleada. La locura de sus amigas le harán cometer la tontería de meterse a una web de citas. Amor, odio, sexo y humor le proporcionarán estos hombres a Lana. ¿Encontrará al hombre de sus sueños o tan só...