Capítulo 02.

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Los roques, Venezuela.

Chiara.

Respiro el limpio aire del mar de Los Roques.

—Aquí tienes, Regina—Dice Fernanda entregándome un Martini.

—Gracias, Cuore.

Tomo la copa en mis manos y dándole una probada miro a mi mano derecha.

—Amo este lugar.

—Y que lo digas, es una delicia.

Río recordando el chico con el que se fué anoche.

—¿El lugar o los chicos?

Ella ríe también y responde:—¿Ambos?

Niego divertida y me relajo en mi silla.

Hace seis meses cometí la peor locura de mi vida, y pues claro, estaba ebria hasta la médula.

Terminé casada con el mafioso Italiano más sexy del mundo.

Lástima que sea una estupidez.

Luego de ese incidente decidí tomarme unas pequeñas vacaciones que se alargaron un poco.

Es que, al llegar a Venezuela quedé encantada con su aire paradisíaco. Sus playas, ríos, montañas... Los amé.

En Italia hay muchos lugares hermosos, pero nada como un aire nuevo.

Todo este tiempo he estado recorriendo distintos lugares turísticos del país, pero hace ya dos meses que estoy en Los Roques, una isla divina con una playa sensacional.

Las personas son generosas y muy extrovertidas, sin duda la clase de paz que yo necesitaba.

—¿Por qué has tardado tanto?—Pregunto después de un rato.

Ella se tensa.

—Chiara, hay algo que...

No puede seguir porque mi celular suena, interrumpiendo sus palabras.

Le doy una mirada significativa y atiendo al número de mi padre.

—Hola, papá—Saludo en nuestro idioma natal.

Hola, mi reina, ¿Cómo estás?

—Excelente, todo está genial—Respondo dándole otro sorbo a mi copa.

Eso me alegra—Ríe con gracia.—Eso significa que vendrás.

Mi piel se eriza ante sus palabras.

—¿De qué hablas, padre?—Pregunto en una risa nerviosa.

El ríe fuerte y responde:—No me digas que olvidaste que en unos días en el aniversario de bodas de tus padres.

Mierda.

—Pues claro que no se me ha olvidado, simplemente pensé que te referías a ir justo ahora a casa—Respondo lo más natural posible, mirando con reproche a Fer.

—¿No vienes ya?

—No, iré directamente a la fiesta.

Entiendo...—Contesta desilusionado.

—Pero luego me quedaré unos días—Prometo para animarlo.

—¡Excelente! Entonces nos vemos aquí, cariño.

—Seguro, papá. Adiós, te quiero.

Y yo a ti, mi reina.—Se despide y yo cuelgo.

Mis manos van a mi cabello, miro a mi mejor amiga con ganas de asesinarla.

Pacto Con El Diablo [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora