Tu Vida Y La Mía

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Siempre tuvo celos. Su hermano siempre tenía la felicidad y el aprecio.

Su hermano no tenía que estar todo el tiempo en una blanca y fría habitación abandonada.

Pero el si. Tenía que estar ahí todo el tiempo sin protestar o preguntar.

Tenía que ser el experimento de aquella federación.

Tenía que ser la sombra de su contrarío.

Eso le cansaba y dolía. El no podía amar o al menos nunca sintió amor. Ni propio siempre que se miraba a una de las paredes sentía asco de su aspecto prefería mil veces morir. Aunque técnicamente no podía.

Ya no podía morir.

El siempre sirvió como un ejemplo pero nunca logró dar el ejemplo que el quería, quería salir y conocer el mundo. Más allá de las grandes paredes en el habitad creada por la federación. Era idiota pensarlo.

O hasta que su contra parte fue capturada y se le ordenó que saliera el. Pues su hermano había cometido muchos errores y tenían que hablar con el. Sabía perfectamente que no iba a haber ninguna platica. Simplemente los congelaban y metían en una habitación solo cucurucho era el que los visitaba aunque ellos tenían estrictamente prohibido intercambiar palabras. Lo que provocó que ambos tuvieron celos de los otros niños que podían reír y jugar.

Apenas salió camino por todo el lugar. Era grande aunque sabía que no como el real pues casi todo era falso. Creado por la federación pero era más grande que 100 bloques por 100 bloques donde el estaba, ni loco se quejaría era su sueño estar ahí. Era su sueño conocer a todos, durante su encierro busco información de cada uno de los habitantes incluso de los nuevos, pensó en nuevos amigos y incluso poder sentir ese amor que su hermano siempre le contó.

Todo empezó relativamente bien. Casi nadien notó el cambio y siempre lo justificaban con la muerte de su sobrina. La hija de quackity realmente sabía que su hermano la quería pero el ser distraído le ganaba y nunca lograba estar con ella. Pero de las primeras personas que quiso ver eran roier y Maxo. Persona que conocía casi de pies a cabeza. O eso pensaba. Pues algunas burlas y comentarios no se hicieron faltar cara que se encontraban cara a cara esos dos y él. No entendía como mierda su hermano soportaba eso sin querer meterle un puñetazo en la cara e iniciar una guerra ahí mismo.

Las bromas de minas no se hicieron faltar. Era doloroso tener que revivir cada que moría por una bomba escondida o un horno falso. Los gritos y el escándalo de los habitantes lo estaba artando.

Hasta que no pudo más y casi mata un huevo que le estaba molestando. No recuerda el nombre pero era uno de camisa verde limón o amarilla. Muchos se pusieron en su contra y lo empezaron a excluir era raro pero soportable. Hasta que todo se acumuló y amenazaba por explotar.

Durante esos días le único que recuerda era la risa descontrolada del castaño y los animos de la chica castaña.
Fueron su estabilidad para no destruir nada puesto siempre le lograban sacar una carcajada o un suspiro risueño. Roier era como un ángel que siempre lo hacía feliz aunque cuando se enteró de que estaba casado con el brasileño extraño se puso mal. Algo lo atacó, un miedo y un horror de que los separarán todos ahí lo miraban raro pero el siempre que pudo lo apoyo aunque también solia humillarlo se sentía seguro con el. Su lugar seguro.

Los días pasaban y realmente solo se quedaba por aquellos que lo hacían reír o al menos sonreír. Porque si no él hubiera tomado una pistola y se hubiera volado toda la cabeza entera. Pero el encontrar la tumba de su sobrina logró alejar esos pensamientos. Le llamo la atención lo bien que estaba cuidada la tumba y el hecho que tuviera un sistema que evitaba la descomposición del cuerpo. Casi como si no quisieran que se fuera de este mundo. O eso parecía.