Mustafá no es el primogénito del Sultán Süleyman, sí no qué aquella joven de cabellos dorados y mirada tan feroz casi como la de su padre, Shahnaz, fue la primogénita del Sultán, nacida en 1512 cuándo su padre aún era un príncipe en Manisa. Todos la...
Ahora mismo se encontraban en los aposentos de la ahora Madre Sultana con ella la sultana Hatice, el príncipe Süleyman, la sultana Mahidevran y lo más pequeños el príncipe Mustafá y la sultana Shahnaz. Pues padre e hija se despedían, uno yendo hacia la capital del imperio y la pequeña hacía Egipto junto a la ex favorita del Sultán Selim, Telli Hatun, la cuál también se encontraba ahí pues cambio su rumbo del palacio de lágrimas al palacio de Manisa para irse con la niña hacia su tierra natal.
— No olvide su promesa padre. — Dijo la niña mirando a su padre con una sonrisa triste.
— No lo haré mi vida, te lo prometo. — Habló sentándose hasta llegar a la altura de su hija para poder abrazarla.
— Bien padre. — Al terminar su abrazo el sé levantó y la hatun habló.
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— No sé preocupe mi sultán, protegeré a nuestra sultana de cualquier peligro, le enseñaré lo qué se y tendrá una muy buena educación de igual manera le mantendré informado de cualquier cosa. — Telli Hatun terminó con una reverencia ante el sultán.
— No dudo de ti Telli, por alguna razón mi padre le tenía mucha confianza y yo pongo a mi hija en su cuidado sin duda alguna. — Miro a la mujer con una sonrisa.
— Y no sabe cuánto me honra saber eso majestad. — Mientras Telli era halagada por el hijo de su difunto esposo, en una esquina de la habitación se encontraba Hafsa enojada pues sabía qué aquella mujer logró pasar los últimos años con Selim, enojo el cuál quitó al sentir el tacto de su nieta.
— Abuela, tía, hermano, Gülfem ustedes tampoco se olviden de mi escríbanme muchas cartas y yo se las responderé rápidamente. — Dijo la pequeña hacía las demás personas dentro de la habitación, pero con sus manos entrelazadas con las de su abuela.
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— No te preocupes mi princesa, yo se los recordaré siempre. — Contestó Hafsa hacia su nieta con una sonrisa.
— Está bien abuela, estaré esperando sus cartas. — Una vez dejo un beso en la mano de su abuela se levantó del sofá y fue hasta Telli dando a entender qué se encontraba lista.
