Capítulo 12

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Capítulo 12
“Grecia

James Johnson.

Grecia.

Un paraíso. Más allá de lo visual o que sea un lugar catalogado para vacaionar, es un país con mucha historia.

Después de desayunar y presenciar el mal humor matutino de Bianca. El cual me contagió al escuchar que se nos unirá un tal Alessandro al viaje y que a ella le alegra.

Eso es estupendo. Lo extraño.
 
Esas fueron las palabras textuales qué ella mencionó mientras comíamos.

A mí no me parece estupendo y me desagrada que lo extrañe.

¿Quién eres Alessandro?

Quizás solo sea un señor y yo esté creando ideas poco racionales en mi mente.

Niego mentalmente y me dirijo a mi habitación. Me pongo ropa cómoda, tomo el par de gafas que me obsequio mi enemiga personal y una cámara para salir a recorrer.


A la entrada del hotel me encuentro con la susodicha. Quedo unos segundos—como de costumbre—pasmado mirándola como un imbécil. Lleva puesto un vestido azul, con dos pequeños tirantes que se unen en su cuello, su escote reluce haciéndose notar. Cómo calzado lleva unas cómodas y clásicas zapatillas de color blancas Chanel. Su vestimenta es acompañada por un collar de oro y pequeños aretes del mismo material.

Sus gafas prada de color negro al igual que las mías, por último una pequeña cartera negra de Hermés.

Todo en ella es sofisticado, su porte y gracia. Siempre me pareció hipnotizante, su presencia jamás pasa desapercibida.

Más allá del precio de su ropa. La que luce es ella. Su cuerpo junto con su rostro angelical hace que su vestuario sea lindo.

Es completamente hermosa.

Acercándome a ella, puedo sentir como su suave aroma a vainilla impacta en mis fosas nasales.

—¿Terminó tu mal humor mañanero? ¿Me vas a saludar ahora? —cuestiono sonriendo.

Me mira por sobre los lentes.

—Hoy no me siento lo suficientemente hipócrita para fingir que me caes bien y saludarte.

Llevando una mano a mi pecho con falsa indignación mientras me río.

—Me ofendes—digo.

—Discúlpame si te ofendí—me quedo sorprendido, nunca pensé que fuera a pedirme perdón por algo. Hasta que agrega —Mi intención era hacerte enojar.

La verdad, era demasiado bueno para ser real. Debí imaginar que venía un remate fuerte después de sus disculpas.

No me molesta, al contrario me divierte hasta puedo decir que me encanta su seguridad.

Un señor la llama antes de que pueda responder, le entrega unas llaves. Ella agradece y sale rumbo a un cuatrimoto que está estacionado frente al hotel.

El último año Donde viven las historias. Descúbrelo ahora