Se había cansado de los obligaciones y de los días en soledad. Heinley quería escapar y vivir otra vida donde finalmente fuera libre y él mismo. Mientras volaba transformado en ave y sentía el aire cálido acariciar su cuerpo haciendo revolotear sus plumas doradas cuál oro comenzó a pensar un poco en que haría a partir de ahora que estaba fuera del palacio.
¿A dónde iría?
¿A dónde viajaría?
Aún era joven y estaba seguro de que no llegaría tan lejos. También estaba seguro de que su hermano mayor mandaría gente a buscarle una vez que se diera cuenta de su ausencia.
Sabia que no llegaría lejos, que no lograría su objetivo y aún si lo hiciera, habría muy bajas posibilidades. Sin embargo, con algo de esperanza incrustada en poca cantidad en su corazón se forzó a pensar en positivo y decidió que disfrutaría cuanto pudiera la libertad que ahora gozaba.
Aterrizó en un lugar que llamó su atención debido a sus colores vivos de la flores. Heinley se transformó en un humano otra vez dejando que algunas plumas desprendidas volaran a diferentes direcciones.
Algunos pétalos de flores revolotearon en el aire.
Heinley cerró sus ojos un momento al sentir que algo entró en los mismos. Rascó con algo de fuerza debido al picor.
Y en cuanto los abrió se encontró con algo que no había visto antes al llegar. Una persona. Sus vista quedó fija en los grandes, grises e inocentes ojos las cuales pertenecían a una niña que portaba un cabello blanco, sucio y desaliñado.
Heinley se perdió en la imagen durante un tiempo para luego analizar rápido sus ropas.
Desgastadas y rotas. Sus ropajes parecían más un saco de patatas. Ahí fue cuando Heinley supo que esa niña era una esclava.
En sus brazos tenía montón de flores que seguramente habia recogido de aquel jardín.
Quedaron en silencio. Ninguno dijo nada. Heinley se preguntaba si ella había escapado de su amo ya que era imposible que la hubieran dejado salir.
La niña ladeó la cabeza analizando los ropas del niño.
— Noble... —
Susurró.
Heinley entrecerró los ojos. Giró sobre sus talones. No deseaba hablar con nadie. Había escapando del palacio para estar tranquilo no para meterse en más problemas.
—¡Espera! —
La niña se apresuró a correr hacía el otro. Agarró su chaqueta de lino. Heinley la miro.
—¿Qué? —
—...—
La niña lo miro en silencio haciendo una especie de puchero. Heinley entonces entendió que ella solo quería que se quedara un rato más. La miro de arriba a abajo.
—Los esclavos no pueden salir solos. ¿Acaso escapaste? —
—Lo niños nobles tampoco. Rashta lo vio en la casa dónde trabaja. ¿Escapaste al igual que Rashta? —
Ella preguntó apresurada dejando desconcertado al niño. Ladeó su cabeza.
Rashta... Así que ese era su nombre.
— je... — Heinley rió— estamos en la misma situación... Je... Ya veo... —
Él siguió diciendo cosas incomprensibles para Rashta quien miraba atenta los ojos morados del chico.
Era una mirada triste y vacía, pero a la vez hermosa.
—¡sus ojos son hermosos! ¡Parecen perlas! —
ESTÁS LEYENDO
El jardín de las plumas | La Emperatriz Divorciada (Rashta/Heinley)
FanfictionAmbos estaban buscando su libertad y el destino los unió en aquel jardín lleno de secretos. ■ +18/ Ship no canon. □ Personajes e imágenes canon pertenecientes a la novela/manhwa de "La emperatriz divorciada " cuyos autores son ALPHATART, SUMPUL.