Al entrar a mi habitación tomé a Newt del cuello y nos empezamos a besar desesperadamente.
Le ayudé a sacarse la bata de Hufflepuf y después él hizo lo mismo con la mía.
Lo guié con pasos torpes hasta que llegamos a mi cama y se tiró en ella conmigo encima de él.
Sus manos apretaban la piel de mis piernas con fuerza y las mías paseaban curiosas por su suave cabello mientras que nuestras lenguas jugaban entre ellas.
Deshice su corbata como pude y la arrojé por algún lugar de mi habitación, uno, dos, tres botones de su camisa fueron desabotonados por mis dedos, me separé de sus labios, respirando con dificultad.
No esperé mucho para llevar mi boca a su pálido cuello, los besos se escuchaban por toda la habitación, mis labios succionaban su piel y mi lengua trazaba caminos irregulares en ella.
Newt jadeaba con cada contacto de mi boca, los dedos de su mano se enredaron en mi cabello, tirando levemente de él.
—¿Listo para seguir, Newtie? —pregunté, empezando a desabrochar su pantalón.
—S-si, lo estoy. —respondió ayudándome a quitarse el pantalón.
—Te enseñaré algo más que sé hacer.
Recogí mi cabello en una cola alta y poco a poco bajé la ropa interior del chico recostado frente a mi.
Ya estaba bastante duro, su punto débil es en un costado de su cuello.
Mis manos tomaron su miembro erecto y así di inicio al vaivén de movimientos, hacia arriba y hacia abajo, lentamente.
—Quiero que me digas cuando quieres que lo haga más rápido o lo meta más.
—¿M-meterlo? —me miró confuso, con un fuerte sonrojo en sus mejillas.
Solo le sonreí y me acomodé para acercar su punta a mi boca, le di una pequeña lamida.
Apretó sus ojos y echó su cabeza para atrás, dándome una hermosa imagen de su cuello y mandíbula marcada.
—Oh... —suspiró cuando empecé a lamer todo su falo.
Era el momento, mis labios empezaron a descender poco a poco desde su punta, adentrándolo casi hasta mi garganta, su extremidad casi tocaba la parte sensible de mi garganta.
Estuchaba como Newt maldecía entre murmuros, su cabeza seguía echándose para atrás, una de sus manos cubría su boca y la otra apretaba con fuerza la sábana de mi cama.
Empecé a sacarlo y meterlo de mi boca, haciendo presión con los labios y lamiendo lo más que podía con mi lengua.
Su pecho bajaba y subía con velocidad.
Su respiración se hacía cada vez más audible.
Mi mano subió su camisa como la última vez para que no se ensuciara.
Tomé su muñeca he hice que me sujetara el cabello.
Saqué su miembro de mi boca, estaba completamente lleno de mi saliva.
—Puedes empujar mi cabeza según a cómo quieres que lo haga.
No tardó ni dos segundos para hacer que su largo falo entrara por completo en mi boca, provocándome arcadas.
Newt se asustó y sacó su miembro.
—¿E-estás bien? —soltó mi cabello y se acomodó en la cama.
—T-tranquilo... —tragué con dificultad —no es nada, sigue.
—Pero... n-no quiero lastimarte.
—No duele.