Capítulo 8. Ayuda.

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Salir a comer para la familia era muy difícil, sobretodo por la situación actual en la que estaban con relación al dinero, si bien desde que Shanks había sido despedido y revocado de sus labores como oficial de policía, no se habían podido dar el lujo de comer comida en algún restaurante, mucho menos de comprar algo que se extendiera de su muy reducido presupuesto. Sin embargo parecía que hoy podrían darse un gusto culposo a extensas de su amigo, mismo que no había visto ya en varios años desde que contrajo nupcias con su difunta esposa.

El pelirrojo era bastante sincero, no se sentía cómodo con la idea de asistir a un restaurante y que otra persona pagará por él al momento de que la cuenta llegará a la mesa, mucho menos si eso incluía a su hija pequeña quien era la más emocionada con el asunto, la vio subir rápidamente por las escaleras, seguramente se iba a cambiar de ropa, al girar su mirada noto como los ojos de Beckman estaban fijos en él por lo que hizo un puchero en señal de desaprobación.

----¿Qué?---- se quejó el pelirrojo mientras desviaba la mirada, pero podía ver por el rabillo de su ojo perfectamente bien a su amigo.

----¿No te quieres cambiar?---le preguntó con una suave sonrisa pero el más bajo solo desvío la mirada hacia otra dirección.

----me tomara mucho tiempo, aún me estoy acostumbrando a eso de no tener brazo...algunas veces intento hacer algo con mi lado izquierdo porque olvidó que ya no está ahí...es patético solamente.

----no lo es, de un momento a otro lo perdiste haciendo una azaña heroica, no creo que seas patético--- Ben se levanto, ya que hasta hace poco seguía sentado frente al pelirrojo, por lo que Shanks lo siguió con la mirada con duda,--- tu habitación está en la segunda planta ¿No? Vamos, te ayudo a cambiarte.

----Ben...no es necesario.

----escucha, me debes mucho por todos esos años de abandonó, me gustaría que ahora como mínimo me dejaras ayudarte, tal vez así sentiría que no pasó tanto tiempo sin verte, la última vez que nos vimos apenas estabas comenzando a conquistar a una mujer y ahora, eres padre soltero---- fue lo que dijo el pelinegro sin embargo esa era la única manera que conocía para lograr convencerlo en permitirle ayudarle, después de todo el más bajo siempre terminaba haciendo las cosas por si solo ya que no quería ser una carga para aquellos que tanto quería.

Sin embargo aquellas palabras por parte de Beckman lo terminaron convenciendo por lo que después de un largo suspiro reanudó la conversación----cuando lo dices de esa forma de verdad suena mal...--- rasco su nuca.

Ben sonrió para caminar quedando frente a su amigo quién lo miro levantando la cabeza---, anda vamos, te pienso desnudar y a vestir, si no lo haces por voluntad propia.

----eso si sonó extraño--- se rió un poco de la situación por lo que se levantó apoyando su mano en la mesa para después caminar guiando al pelinegro hacia su habitación.

No era la primera vez en la cual Shanks llevaba al pelinegro hasta sus aposentos, cuando eran jóvenes era bastante normal que Ben estuviera en su habitación, se sentían cómodos con la compañía mutua por lo que normalmente no notaban como pasaba el tiempo cuando estaban solamente ellos dos entre aquellas cuatro paredes, si bien también Mihawk estaba con ellos, no siempre era así, porque siempre fueron ellos dos, siempre fue así. No iba a negar que lo extraño en todos esos años, sufrió con el pasar del tiempo su ausencia por lo que la única manera que tenía para ignorar aquel sentimiento era centrarse solamente en su trabajo y su hija, algo que le funcionó bastante bien hasta que perdió el brazo.

Entro a la primera habitación que estaba en el segundo piso, era la puerta del lado derecho, ya que del lado izquierdo frente a la suya estaba la habitación de Uta, dudo unos instantes pero al final entró siendo seguido por Ben, quién una vez adentro junto al pelirrojo cerro la puerta detrás de si.

El pelinegro miro con detenimiento la habitación, la mayoría de los muebles estaban ligeramente abiertos, como lo eran las puertas del clóset y los cajones de las mesitas de noche, en el buró frente a la cama estaba todo acomodado de una perfecta forma en la cual el pelirrojo pudiera tomar lo que necesitaba, sin embargo no había rastro de ropa o joyas que hubieran pertenecido a su difunta mujer, conocía a Shanks y sabía que no era del tipo de personas que tirarian esas cosas a la basura por lo que no verlas en la habitación le resultó extraño. Tenía ganas de preguntarle pero no había la suficiente confianza para ello, ya que desde que conoció a la difunta mujer de Shanks por alguna extraña razón no habían logrado congeniar, ocasionando que al final de alguna forma u otra su amigo tuviera que elegir, esto lo sabía bien aunque el pelirrojo jamás lo menciono.

Siguió con la mirada a Shanks quién busco en su clóset algo de ropa, estaba algo indeciso por lo que optó por una playera de manga larga blanca con unos pantalones cafés, desde el accidente las mangas largas siempre era lo más común en su guardarropa, porque era la única forma en la cual podía ocultar su falta.

Antes de comenzar a desvestirse el pelinegro se acercó y le ayudo, el más bajo no dijo nada, sin embargo se sorprendió un poco en cuanto su amigo comenzó a abrir los botones de su playera, aquellas manos blancas se encargaban de abrir lentamente los botones de su ropa mientras mantenía la mirada fija en sus prendas, poco a poco estás cayeron y al sentir como los ojos ajenos estaban inmersos en su cuerpo no pudo evitar aquel extraño sentimiento recorrer su cuerpo era como un escalofrío que lo abrazaba por completo, fue por lo que acercó su mano rápidamente al rostro ajeno cubriéndole de esa manera la vista.

----no me mires tanto...--- susurró Shanks.

----lo siento, hace años que no te veo y aún me estoy acostumbrando---- el pelirrojo levanto la mirada, sus ojos se encontraron con los de Ben porque al final de cuentas sus dedos le permitieron verlo otra vez y sin decir nada solo rodeo su brazo alrededor del cuerpo ajeno, algunas veces la soledad era imposible de evitar y mucho menos en aquellas situaciones donde te ves obligado a ocultar tus sentimientos porque al final de cuentas solo tú eres capaz de comprender la manera en como tu corazón necesita sanar, sin embargo tampoco es malo recibir ayuda de vez en cuando, fue por ello que cuando sintió como era correspondido por el mayor sabía que ahora todo estaría bien.---- debo vestir a mi pollito rojito o no podremos ir a comer con el pequeño huevo de dos colores.

Shanks lo miro y si era sincero no pudo evitarlo, se rió, lo hizo de una forma en la cual no lo había hecho en años, no cabía la menor duda que la llegada de Ben era una de las mejores que le pudieron pasar en esos momentos----, solo por eso te perdonó de llamarme de pollo...

---bien, ahora, terminaré de desnudarte y te vestiré.

---¿Me puedo quitar yo los pantalones?

---si, si puedes.

Ambos se miraron y nuevamente se rieron, en esta ocasión vestirse para Shanks fue mucho más rápido, pero algo que le causó bastante ternura fue la manera en la cual el pelinegro se encargó de hacerle un nudo a la manga de su ropa, ya que en lugar de formar el típico nudo ciego que usualmente él se hacía, Ben formó un lindo moño con ella, era extraño, pero no sé sentía incómodo, era bastante cómodo, porque venía de él, de Ben Beckman.

Al finalizar ambos salieron en silencio de la habitación, pero no era un silencio incómodo, eran similares aquellos que tenían cuando eran adolescentes, cuando ya no había nada más que decir pero no estaban listos para separarse.

En cuanto llegaron al primer piso ya estaba lista Uta esperándolos, así que con una sonrisa Ben tomo de la mano a la menor, misma acción que imito Shanks para de esa manera salir juntos en dirección a un restaurante familiar.

I'm hanging in your hands.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora