El día se hizo eterno para Ian, ninguno de los dos habló sobre lo ocurrido, ni siquiera podía ver a su hermano a la cara, Ian trataba de no estar en la misma habitación que su hermano, la mezcla de vergüenza y enojo eran insoportables.
Cada uno preparó su propia comida, Teo almorzó en el living frente a la televisión, resultaba extraño para Ian, el que su hermano actuará con tanta naturalidad, ni siquiera intentó insinuar algo sobre lo ocurrido. Cogió su plato y subió hasta su cuarto, encendió la televisión e intentó ver una película, pero ni siquiera eso lograba hacer, su conciencia lo atormentaba.
Comió solo la mitad de lo que había preparado y cuando los fugaces recuerdo de lo ocurrido en aquella habitación visitaban su cabeza, se inquietó, se puso de pie y comenzó a desarmar la cama, cambio las sábanas, el edredón y las fundas de las almohadas, bajo hasta el primer piso, observo a su hermano, quien aún veía televisión y continuó caminando hasta la lavandería, puso toda la ropa en la lavadora y regresó a su cuarto. Volteó el colchón y puso ropa de cama limpia, recogió la basura y la ropa que estaba en el suelo, encontró el condón y si envoltorio, los arrojó al papelero del baño y bajo con este hasta el jardín trasero, puso la basura en el contenedor y regresó al cuarto.
— ¿Qué haces?
Su hermano lo observaba desde la puerta del cuarto, entró en el dormitorio y tomó asiento en una silla vacía en el rincón del cuarto.
— Vete.
— ¿Qué tienes?
— Te dije que te fueras, no te quiero en mí cuarto
— ¿Qué te ocurre? Tú no eres así
— ¿Qué tan borracho estabas que no recuerdas nada?
— Disculpa, si estaba borracho, pero no es para que actúes así.
— Solo vete.
— Debes decirme qué ocurre.
Teo se acercó a su hermano e intentó tomarlo por el cuello, era la vieja forma que ellos tenían de jugar o de sacarle la verdad al otro, pero la reacción de Ian lo sorprendió .
— No me toques — lo apartó con sus manos.
— Esto no es gracioso, dime qué mierda es lo que te ocurre, porque actúas como paranoico.
— Ni siquiera puedo decirlo, es repulsivo — perdió el control y comenzó a gritar — eres mi hermano maldita sea, tengo una esposa, una hija, que pasa si esto lo llegan a saber mis papás.
— ¿A qué te refieres? ¿Qué fue lo que pasó? Dilo de una vez, no seas un cobarde.
— Anoche nosotros nos acostamos, ¡tuvimos sexo!
Luego de gritarlo en la cara de su hermano, Ian se dejó caer a los pies de la cama, sostuvo su cabeza con ambas manos, sólo podía pensar en su esposa, él se aseguraría de que ella y su hija jamás se enteraría de lo ocurrido. Teo se sentó frente a él, apoyando su espalda contra la cómoda, no dijo ni hizo nada, por unos minutos, solo lo observó desde aquel lugar. Tenía vagos recuerdos de la noche anterior, pero no lograba ver con quién se había acostado, no era la primera vez que tenía sexo con hombre, pero jamás pensó que lo haría con su hermano. El menor fue quien rompió aquel silencio incómodo.
— Nunca te lo dije, pero soy bisexual y lamento que esto haya ocurrido.
— No sé porque lo hice — dijo Ian sin levantar la cabeza — como podré volver a ver a mi esposa a la cara.
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No te puedo desear.
Любовные романыUna familia aparentemente sólida, dos hermanos inseparables, ambos se enfrentan a una dura realidad que golpeara sus vidas. La triste noticia de la enfermedad de su madre, abre en ellos heridas que jamás se cerrarán. Un perturbador cambio en la vi...