XXXI | La promesa y un gracias.

135 12 6
                                    

Los padres de Santiago y Estarling llegaron al hospital pero aún no teníamos noticias concretas del estado de Santiago. Los nervios y emociones encontradas nos inundaban.

—Malditos, te juro que los haré pagar. —gritó el señor Cumbert.

—Hay que concentrarse en una cosa a la vez —agregó la madre de Santiago— Debemos saber que ha pasado con Santiago.

En ese momento unos doctores se acercaron a nosotros.

—Familia de Santiago, cierto? —preguntó uno de los doctores y asentimos en acuerdo— Bien, en primer lugar mi nombre es Alex Olsen y mi compañero Jhonny Matthews, su hijo sufrió un traumatismo craneoencefálico es un movimiento o golpe que puede hacer que el cerebro rebote o se retuerza en el cráneo, lesionando las células cerebrales y rompiendo los vasos sanguíneos.

—A causa del golpe el cerebro de su hijo sufrió u n rebote y aunque no lo sabremos hasta que despierte. Pero, este pudo lesionar sus células cerebrales. —continuó explicando el otro doctor Matthews— Su novia le contó a los paramédicos que antes había tenido un accidente de tránsito y que esto afectó considerablemente su memoria.

—Sí. —respondió la madre de Santiago— Nosotros íbamos con él. —señaló a su esposo también.

—Comprendo. —asintió— Sí nos permiten hablar con toda honestidad, creemos que despertará porque su cerebro sigue funcionando, pero tienen que considerar la posibilidad de que él no recuerde muchas cosas o personas. Una pregunta, ¿con quiénes él pasaba más tiempo en estos últimos meses?— Estarling y yo levantamos el brazo derecho, nos miró con preocupación y ya sabíamos a qué se refería.

—¿Qué podemos hacer nosotros? —pregunté con voz débil.

—Por el momento esperar y considerar formas de hacerle recordar algunas cosas. Cómo un libro, crear un álbum de fotos, ir con él a los lugares que él más frecuentaba. Lo que ustedes crean mejor, pero siempre recomendamos el crear un libro. Puede ser un libro de cuentos...

—O poesía. —los interrumpí— Es sin duda su género favorito.

—Sí, eso. Escriban o consigan ayuda para crear un poemario que narre su vida, las personas, los momentos increíbles que vivió. Al leerlo, aunque su subconsciente creerá que es ficción poco a poco irá recordando. Pueden agregar fotos, sean creativos. —motivó el doctor Olsen— Esto ayudará a su pronta recuperación.

—Gracias Doctor. —dijo la madre de Santiago— ¿Podemos verlo?

—Sí, está en la habitación 215. —respondió el doctor Olsen— Entren sus padres primero y luego ustedes.

Los padres se levantaron y uno de los doctores los guió. El otro se sentó al lado de nosotros.

—Eres la novia, ¿verdad? —asentí— Queremos proponerte algo, te gustaría encargarte de hacer el poemario? —propuso— Sabemos que al igual que sus padres para ti todo esto es duro, pero nos gustaría que tu te encargues de eso. Sus padres pueden ayudarte contándote anécdotas y momentos de su vida antes de conocerte, pero...

—Soy la más indicada para ello. —completé— Está bien. —murmuré.

El doctor se alejó y Estarling se quedó a mi lado acariciándome el hombro.

—¿En serio esto está pasando? —pregunté en voz alta.

—Sí, lo está. —respondió Estarling— Sé lo mucho que te afecta porque eres su novia, pero él es mi mejor amigo. No sé cómo manejaré esto de nuevo.

Me gire para observarlo mejor.

—Lo haremos juntos, Sr. Baker. —él sonrió.

Cuando éramos niños nos llamábamos por nuestros apellidos casi todo el tiempo, era nuestro sello.

—Lo haremos juntos, Sra Keller. —me abrazó— Él despertará, lo hará y podremos construir nuevos recuerdos con él. Ya lo verás.

—Eso espero.

—Chicos. —la voz del señor Cumbert nos asustó— Pueden ir a ver a Santiago.

—Gracias. —nos levantamos del asiento.

—Ashely. El doctor nos comentó sobre la idea de que tú hagas el poemario. ¿Estás segura de poder hacerlo? —preguntó la madre de Santiago.

—Sí, puedo hacerlo. —intenté sonar animada— Cualquier información que necesite sé dónde encontrarlos.

—Tonta, ve y entra tu primero. —la propuesta de Estarling me desestabilizó— Es lo mejor, estaré afuera esperando.

—¿Estás seguro?

—Sí.

Me alejé de él y tomé dirección a la habitación donde él estaba, abrí la puerta y lo que vi me rompió el corazón.

Santiago estaba con alambres por doquier, con la cabeza protegida, se veía tan débil, tan...

Me acerqué más a la camilla y me senté a un lado de esta.

—Hola, amor. —dije en un sollozo— A veces no entiendo lo terco que eres, pero aún así te amo. Te amo más de lo puedo explicar. Necesito que despiertes, sí? —sonaba desesperada y en definitiva lo estaba— Voy a cumplir mi promesa, Santiago. Haré que me recuerdes, no importa cuánto tiempo tomé, pero lo haré. Voy a cumplir mi promesa. —tomé su mano y la bese— Acá te cuidarán bien, no te sientas triste si de noche no nos escuchas, estaremos presente pero a la distancia. —me levanté y besé su frente— Te amo, chico de la sonrisa bonita.

Me quedé mirándolo por un momento y luego salí, sabía que debía darle un momento también a Estarling de hablar con él.

Cuando salí, Estarling automáticamente entró y yo me quedé en silencio con los padres de Santiago.

—Ashely, ¿Estás bien? —la pregunta del señor Cumbert me desestabilizo. Si bien que había tenido la oportunidad de saludarlo y hablar por algunos minutos con él, por su coraza y fortaleza su pregunta me sorprende.

—No lo sé. —respondí con toda honestidad— Es difícil ver a la persona que amas en la situación que él está y en definitiva no poder hacer nada, solo tener que esperar.

—¿Lo amas? ¿En serio lo amas?

—Sí, señor Cumbert. Amo a su hijo, es de los hombres más importantes en mi vida. —respondí con seguridad.

—¿Lo seguirás amando si él despierta y no te recuerda? —su esposa lo miró con sorpresa y le dio un pequeño golpe, él no hizo ningún gesto, seguía mirándome.

—Sí, lo seguiré amando.

Él se acercó al sillón donde estaba y me abrazó, me sentía sorprendida, ¿qué está pasando?

Aunque me sentía incómoda, el abrazo tenía un toque cálido y especial, así que lo respondí.

—Gracias, hija.

Es la primera vez que me llama hija. Estoy alucinando.

—¿Porqué las gracias?

—Gracias por amar a nuestro hijo. Sabemos que existe una posibilidad de que él no te recuerde al despertar, pero todo lo que has hecho por él con el motor del amor sin duda lo agradecemos. Gracias, Ashely.

Sus palabras fueron bálsamo y aliviaron un poco el dolor que mi ser estaba sintiendo.


**************

En los proximos capitulos leeremos más sobre la recuperación de Santiago.
Gracias por ser pacientes, mañana les traigo otro capítulo.

Recuerden que pueden encontrarme en Instagram y Twitter como: Iamdrajimenez_

Por ahí podremos hablar y conectar un poco más.

Gracias por todo el apoyo <3
Nos leemos pronto.

Simplemente pasan. ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora