•J A D E•
Salgo de mi apartamento maldiciendo por lo alto por no haber escuchado el jodido despertador. Lamentablemente después mi horario laboral es cuando tengo tiempo para reunirme, vía telefónica, con mi abogado y la sesión de anoche se alargó hasta la una de la mañana. Me explicó el paso a paso en la audiencia, que no tengo que entrar en pánico cuando me interroguen y que lo tengo que apoyar por más alocada que parezca su decisión. London me aseguró que este hombre es de fiar e intento confiar en él, pero eso de apoyaron en todo lo que él diga no me convence del todo.
Tomo el primer taxi y me maquillo de camino a Entertainment Stars. Allí el otro problema de la semana, han circulado fotografías de una misteriosa chica que entró al complejo de apartamentos en donde viven varias celebridades y se le vio saliendo casi doce horas después con una vestimenta muy diferente. El único alivio que tengo es que la identidad de la chica es incierta igual que la persona a la que fue a visitar a altas horas de la noche, en este caso a cuidar, pero por supuesto la compañía si descifró de quién se trataba y me tiene en la mira, no pueden darse el lujo que la perfecta relación de HJ y Sua se vea afectada por una simple maquillista que tiene líos legales en proceso.
Pago la tarifa del taxi y llegó a tiempo a la planta número 19 para el inicio de mi jornada. Camino hacia mi espacio de trabajo y guardo mi bolso en mi casillero dejando mi celular afuera.
—Traje donas para iniciar el día—anuncia Nolan entrando con una caja mediana de una pastelería muy famosa de la ciudad.
—Trajimos, yo pagué la mitad—le recrimina Sujin.
—Si no te lo hubiera sugerido, las donas no estarían aquí—N se encoge en hombros dejando la cama sobre la mesa—Tengo mas crédito que tú, además yo la cargué hasta aquí.
—Por que pesa una tonelada ¿Verdad?
El rubio, Saje-chi, entra en la habitación de cristal inmerso en el aparato en sus manos sin ganas de vivir y se sienta en uno de los sofás ignorándonos como si no existiéramos. No sé en qué momento mi zona de trabajo se convirtió en un centro de reuniones y socialización, todos llegan aquí y se sientan en donde quieren, charlan, bromean y juegan olvidado rotundamente que esto no es un spa. Abro la caja y saco una dona con glaseado verde y chispitas de colores mientras Sujin y Nolan discuten sobre quién tiene más crédito respecto a las donas. La llevó a mi boca con ansias de probarla porque no he desayunado, sin embargo, alguien la arrebata de mis manos y la eleva hacia arriba para que no pueda alcanzarla aunque salte.
—Dámela.
—Se dice "Buenos días HJ"—el pelinegro sonríe abiertamente al notar que me ha fastidiado la mañana—A ver, solo dilo.
— ¡Hoo Joon!
Lanzó un manotazo para agarrar lo que me pertenece, pero él es más rápido y esquiva mi ataque moviéndose hacia la derecha mostrándome la lengua.