Ni siquiera se dio cuenta con quien se había cruzado, después de varios años se encontraba bastante feliz, había extrañado ese sentimiento, el no tener que fingirlo a decir verdad, sólo había sido un rato, pero con él, ese sentimiento podía ser experimentado con plenitud.
Entró por la puerta del edificio tarareando una cancioncilla , la banda se había hecho famosa cuando ella estaba en su último año, solía escucharla por la radio, aunque por alguna extraña razón, siempre sentía que alguien le dispararía a aquel aparato, eran de esos pocos y valiosos recuerdos que había logrado mantener. Cuando terminó de subir aquella multitud de escalones sacó su llave de su bolsillo para abrir la puerta, fue cuando notó algo aterrador, algo que hizo que su corazón latiera más rápido y que su adrenalina se disparara.
La puerta estaba abierta.
Estaba emparejada, y sólo podía verse por un espacio de pocos centímetros de diámetro, el cual no era suficiente para observar con detalles hacia adentro de la vivienda, Verónica tenía las manos sudadas, se cuestionó durante un par de minutos sobre las opciones de las que disponía, podía llamar a la policía, pedir ayuda a los vecinos o hacer lo que se proponía en ese momento.
Tomó sus llaves en el puño de su mano, haciendo que sobresalieran de sus nudillos, apretó su mano con fuerza y respiró hondo antes de abrir la puerta de golpe. Cuando entró escaneó la habitación en busca de algún intruso que no encontró, al estar despejado aflojó su agarre en las llaves y soltó un largo suspiro de alivio, pero aún así alerta, se dirigió silenciosamente hacia la cocina pensando que tal vez ella y su cerebro dañado habían olvidado cerrar correctamente la puerta, fue cuando el sonido de los cacharros cayendo en la cocina desmintieron aquella teoría.
Al instante se escuchó la queja de una voz femenina posiblemente golpeada por los objetos que acababan de caer a suelo causando un estruendo enorme. Verónica corrió a la cocina decidida a utilizar su arma improvisada con unas llaves con quien fuera que estuviera allí, pero para su sorpresa y alivio no era nada de que preocuparse, se formó una sonrisa en sus labios.
El escenario en la cocina era bastante cómico, había una joven y hermosa rubia vestida de amarillo tirada en el piso con un sartén en la cabeza y muchos otros trastes detrás de ella, mientras otra joven, de cabello marrón y complexión ligeramente robusta la ayudaba a levantarse:
-Rayos- fue lo que exclamó la rubia mientras se sobaba la cabeza con una ligera muestra de dolor. Su acompañante la ayudaba a levantarse mientras se dirigían a las alacenas de aquella estrecha y pequeña cocina, para que pudiera recargarse en algo, oyeron una tosecilla que provenía de la entrada aquella reducida habitación lo que les hizo voltear.
Ahí estaba ella, con sus ojos marrones observando aquella escena que le traía lejanos y borrosos recuerdos, los mejores recuerdos que tenía.
Las mujeres que estaban en la cocina miraron torpemente a la que estaba en la puerta de esta mirándolas con dulzura y cierta molestia: -¿Heather, Martha?- al oír sus nombres soltaron unas risitas nerviosas, se acercaron a la que las había llamado anteriormente con entusiasmo, miró a sus mejores amigas, Heather McNamara, quien a pesar de siete largos años, seguía prefiriendo la ropa amarilla, aunque claro, no más faldas cortas y hombreras, por su lado, Martha seguía siendo bastante dulce, mucho más madura pero igual de dulce, Verónica interrumpió aquel bello instante para volver al asunto principal:
-¡Verónica!, que bueno que estás aquí y...
-Cállate Heather- Verónica interrumpió a Heather mientras esta con cara de desconcierto la miraba atenta, Verónica empezó a caminar alrededor de ellas, quienes estaban tensas:- A ver, déjenme ver si entendí, vienen a mi casa, no sé como rayos abrieron la puerta ¡Y casi me provocan un infarto!- Las otras dos presentes se asustaron ligeramente por aquel grito, aunque la situación no dejaba de ser bastante cómica, su amiga tenía razón:
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Y si... ¿Aún sigo dañado?
Genç Kurgu¿Y si tal vez JD hubiera sobrevivido a la explosión?¿y si tal vez hubiera hecho de nuevo su vida?¿ y si Verónica también?. Basado en lo que dijo Christian Slater.