Contemplaba Benjamín aquella llanura del campo, sus pinos oscuros y altos parecían guardianes que custodiaban la noche, la luna brillaba como si fuera el principio de su creación, iluminando muchas praderas, cascadas, y siluetas de animales que parecían danzar melodías. Cuantas emociones emanaba aquel paisaje.
Benjamín yacía apoyado en la baranda de la cabaña, dejándose llevar por la melancolía de sus pensamientos, y tras un místico momento fue alertado por una voz angelical.
- Estás hoy un poco traumado ¿o sólo quieres hacerte el interesante y llamar mi atención? - preguntó Estrella, mientras palpaba la madera de la baranda, buscando con este gesto disminuir los nervios que le provocaba Benjamín. Parecía inminente la venida de aquel climax, era hora de que muchas verdades salieran a la luz.
Benjamín se quedó en silencio, observó las cristalinas aguas y tras una breve reflexión la miró. El encuentro de sus ojos fue como de dos olas chocando en una catástrofe natural, fue la violencia, la pasión y lo temerario del amor entre un hombre y una mujer.
- Hay momentos en los que un varón debe sujetar su cobardía, lastimarla, oprimirla, doblegarla y actuar en su contra para obtener un bien superior - susurró él sin apartar su mirada.
Estrella se sentía extasiada ante tal valentía...
- ¿Y cual sería ese bien superior? - preguntó ella.
Él tomó su rostro como un padre acaricia a su hija, como el dueño acaricia a su gata, como si ella fuera una inocente oveja y él un violento león. Estrella bajó su mirada sintiendo sus caricias.
- En este momento escucho mil voces que me exigen besarte, y no sé cuanto humanamente sea capaz de resistir, pero soy Cristiano, y no estoy dispuesto a pecar contra mi Señor, por tanto he encadenado estas pasiones y no les permitiré ser liberadas.
Aún así, lo que no puedo decirte con mis actos te lo expresaré con mis palabras. Estrella, escuchame bien, tú estás provocando cosas absolutamente especiales en mi corazón - dijo Benjamin, y ambos entregaron intencionalmente sus voluntades para ser consumidas por lo sublime de la unión entre un hombre y una mujer.
