+ Estáis las dos como las cabras.
Asevero enternecido y agradecido por lo que ambas están dispuestas a hacer por mi niña.
+ Pero no puedo permitir que os expongáis a semejante locura.
Me niego rotundo.
+ Os podéis meter en un lío de cojones.
V: Una locura es que esta niña vuelva a un sitio donde tiene miedo a que la lastimen.
- Cielo, ¿por qué no vas con Manu a ver si todavía queda algo para comer?
Mira al hombre que lleva cuidando sus espaldas hace años para que la lleve al catering, dejándonos hablar entre adultos.
E: Ya no tengo hambre.
Se mantiene pegadita a ella.
- Pero yo sí.
Le hace cosquillas, provocando su risa.
- Anda, ¿me eliges tú algo que tenga buena pinta?
E: Vale.
Acepta dejándonos a los tres solos.
V: La niña se viene conmigo.
Insiste convencida.
V: Estaremos aquí hasta mañana, luego tendrás que venir a por ella a Valencia.
+ Vero...
V: No se hable más.
Zanja.
+ Te juro que jamas podré agradecerte.
V: Eso ya lo veremos.
Me hace sonreír. Malú siempre ha descrito a su mejor amiga como una mujer divertida y espontánea, pero la verdad es que también es enormemente generosa. Tuve la suerte de comprobarlo en nuestra escapada a Valencia, pero ahora ella se ocupa de demostrarlo una vez más.
+ Arreglaré todo lo antes posible.
Prometo.
+ Tanto por Eva como por mí.
Aseguro. No es fácil ocupar un rol de padre cuando no lo soy, pero la vida me ha impuesto esta realidad, y ahora no puedo vivir sin ella.
V: Voy a avisarla.
Desaparece sin dejarnos rechistar. Malú no levanta sus ojitos del suelo.
+ Gracias.
Me acerco a ella, levantando su mentón con la punta de mis dedos, obligándola a mirarme. Sus ojitos brillan, perdiéndose en los míos.
- ¿Todo esto es por Sebastián... él te la quitó?
+ Sí.
Nos comunicamos en susurros.
- Es un cabrón.
Maldice, quedándose luego por largos segundos en silencio.
- No hay bebé.
Cierra los ojos y derrama una lagrima que corre por su mejilla, estrellándose en el vacío.
+ ¿Qué?
- Nunca lo hubo.
Reconoce mirándome avergonzada.
- Fue una excusa que inventé para retenerle.
+ Malú...
Limpio su carita empapada.
- Cuéntale la verdad.
Me permite.
- Y recupera a Eva.
Ordena.
+ No.
Me niego.
+ Sebastian me la quitó porque quería que vuelva a ganarme tu confianza y averigüe tú secreto.
Me toca a mi confesarme.
+ Y me negué a hacerlo.
Asevero.
+ Volvería a negarme todas las veces que haga falta, porque te quiero, y tu intimidad está a salvo conmigo.
- Eva no tiene le culpa.
Protesta llorando.
+ Tampoco la tienes tú.
- Ella es una niña.
+ Y tú la mujer que amo.
Prometo.
+ Y no pienso permitir que Sebastian siga manipulándome.
Acierto a decir.
+ Ni contigo, ni con ella.
- Mateo, este no es el momento de ser justiciero.
+ Si lo es.
La contradigo.
+ Voy a recuperar a Eva.
Sentencio. Cueste lo que cueste, voy a hacerlo.
+ Pero no pienso darle la oportunidad a ese capullo que vuelva a amenazarme con quitármela.
Explico.
+ Voy a conseguir su tenencia, porque nadie va a cuidarla mejor que yo, y Sebastián no podrá hacer nada frente a ello.
- ¡Que le cuentes la maldita verdad!
Grita ahogando el llanto.
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Todos los secretos (Segunda parte)
RomanceUna historia en la que TODOS tienen algo que ocultar