única parte.

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Heungmin jamás creyó que en algún momento de su vida iba a terminar jugando en el Tottenham Hotspur Football Club. Si se lo hubieran dicho 15 años atrás, se hubiera reído.

Jamás creyó, tampoco, que se iba a enamorar de un cordobés jodón y mal hablado, que era su compañero, Cristian.

Heungmin sabía lo complicado que era enamorarse de un hombre siendo coreano. Su país jamás lo aceptaría, su familia muchísimo menos, pero todas esas cosas horribles se le olvidaban automáticamente cuando sentía los abrazos de Cuti, la manera en la que le despeinaba el cabello para saludarlo, como su manera de demostrar cariño era mediante golpes y lo mucho que lo hacía reír con sus chistes malos y su acento cordobés.

Heungmin estaba jodido. Y lo sabía.

Además de estar jodido, Son también estaba bastante confundido. A veces no sabía si Cuti le correspondía o si simplemente era cariñoso por naturaleza; los argentinos son muy cálidos, pero quizás no tan cálidos como el Cuti con él... ¿no?

Heungmin era enamoradizo. Vivía en su cabeza, en su fantasía, en un cuento en el cual Cristian le correspondía, eran felices y tenían 3 hijos y 2 gatos. Y le costaba mucho distinguir la realidad de su fantasía, así que sí, para él, Cuti le correspondía.

Su fantasía se confirmó cuando por fin Cristian lo besó. Fue después de un partido del Tottenham en el que salieron victoriosos y, apenas estuvieron solos en el vestuario, Cuti lo abrazó fuerte — como de costumbre — y lo tomó de las mejillas para darle un pasional y dulce beso en los labios. Heungmin vive en ese beso desde aquel momento.

Esos besos, con el tiempo, se volvieron costumbre. Cada vez que tenían la oportunidad, se besaban hasta quedarse sin aire; el coreano se dejaba llevar por la pasional actitud del cordobés, que era simplemente cautivadora. Heungmin se sentía tan diminuto, tan frágil en sus brazos, que simplemente quería quedarse ahí para siempre. Cristian lo envolvía, besaba cada porción de su cuerpo, de su pálida y suave piel; y él simplemente cedía, ¿quién no cedería ante él? cada vez que lo acariciaba no podía — y no quería — pensar con la cabeza. Estaba en un baile y, si era con Cuti, quería bailar para siempre.

___________

El evento futbolístico más importante, el mundial, ya había comenzado; y aunque ambos estaban muy ocupados en sus respectivas selecciones, siempre encontraban un ratito para verse en los vestuarios o cenar fuera de sus alojamientos.

— ¿Estás seguro de que les voy a caer bien? — preguntó el coreano, que descansaba en el pecho del cordobés, al cual miraba con ojos de cachorro.

Se encontraban en un departamento que habían alquilado para poder verse.

— Obvio que les vas a caer bien, Sonny. Los pibes son re buena onda, vas a ver. — sonrió el de piel más morena, acariciando el pelo del contrario mientras hablaba de sus compañeros.

— No sé... nuestras culturas son tan distintas que tengo miedo de que piensen que soy raro.

— Vas a ver que esos boludotes te van a recibir como si fueras su familia. Confiá en mí.

Ahora Cuti acariciaba la mejilla del preocupado jugador coreano, que sonreía con calidez al sentir su tacto.

Son se levantó con suavidad de su pecho y se acercó a besar a Cristian, quien le correspondió de inmediato, sosteniendo sus caderas. Con un leve impulso lo subió a su regazo, y Heungmin de inmediato acomodó ambas piernas a los costados del cuerpo del cordobés.
Cristian amaba cuando se besaban en esa posición, porque Heungmin era diminuto en comparación a él, y podía sostenerlo con comodidad encima suyo.

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⏰ Última actualización: Jan 12, 2023 ⏰

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