Kissed By An Angel - Elizabeth Chandler - Justin Bieber (Adaptación)

Capítulo 16

—No te olvides de decirle a Justin que pasé por la tienda en algún momento — dijo Lillian—. A Betty y a mí nos encantaría volver a verlo. Somos muy aficionadas a los chunks*2. 

—Hunks*2, Lillian —dijo Ivy con una sonrisa—. Justin es un hunk —mi hunk, pensó, luego cogió una caja envuelta en papel de estraza—.  ¿Es esto todo lo que se entregará? 

—Sí, gracias, querida. Sé que está fuera de tu camino. 

—No muy lejos —dijo Ivy, empezando a salir por la puerta. 

—Quinientos veintiocho de Willow Street —gritó Betty desde la parte trasera de la tienda. 

—Quinientos treinta —dijo Lillian en voz baja. 

Bueno, eso lo reduce, Ivy pensó, pasando por la puerta de This the Season. Miró su reloj. Ahora ya no tendría tiempo para estar con sus amigas. 

Suzanne y Beth habían estado esperándola en el patio de comidas del centro comercial.

—Dijiste que saldrías hace veinte minutos —se quejó Suzanne. 

—Lo sé. Ha sido uno de esos días —respondió Ivy—. ¿Quieren caminar conmigo hasta mi coche? Tengo que entregar esto, luego ir directamente a casa. 

— ¿Has oído eso? Ella tiene que ir directamente a casa —Suzanne le dijo a Beth—.  Para una fiesta de cumpleaños, eso es lo que dijo. Ella dijo que es el noveno cumpleaños de Philip. 

—Es el veintiocho de mayo —respondió Ivy—. Sabes eso, Suzanne. 

—Pero por lo que sabemos —Suzanne continuó hacia Beth—. Es una boda privada en la colina. 

Ivy puso los ojos en blanco, y Beth se rió. Suzanne todavía no la había perdonado por mantener en secreto las clases de natación. 

—¿Justin viene esta noche? —preguntó Beth mientras salían del centro comercial. 

—Es uno de los dos invitados de Philip —respondió Ivy—. Y se sentará junto a Philip, no conmigo, y jugara toda la noche con Philip, no conmigo. Justin lo prometió. Era la única manera de impedir que mi hermano viniera con nosotros al baile de graduación. Oye, ¿dónde estacionaron las dos? 

Suzanne no podía recordar y Beth no se había dado cuenta. Ivy las llevó alrededor de todo el terreno del centro comercial. Beth buscó el coche mientras Suzanne aconsejaba a Ivy sobre ropa y romance. Ella lo cubrió todo, desde las estrategias telefónicas y cómo no estar demasiado disponible hasta trabajar duro para parecer casual. Ella había estado dándole volúmenes de asesoramiento por las últimas tres semanas. 

—Suzanne, creo que haces a una cita muy complicada —dijo Ivy al fin—. Con toda esta confabulación y planificación. Parece muy simple para mí. 

Increíblemente sencillo, pensó. Si Justin y ella se relajaban o estudiaban juntos, si estaban sentados en silencio al lado del otro o ambos tratando de hablar al mismo tiempo —lo que hacían con frecuencia— en estas últimas semanas había sido muy fácil. 

—Eso es porque él es único —dijo Beth con conocimiento de causa. 

Sólo había una cosa sobre Ivy que Justin no podía entender. Los ángeles. 

—Has tenido una vida difícil —él le había dicho una noche. Era la noche del baile de graduación, o más bien, a la mañana siguiente, pero muy de madrugada. Iban descalzos en la hierba, lejos de la casa hacia el lejano borde de la serie de colinas. En el oeste, una luna creciente colgaba como adorno restante de Navidad. Había una estrella. Muy lejos de ellos, un tren transcurría el sendero de plata a través del valle.