— ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien? —Inquiere mirando los cristales esparcidos por todos lados y mi sangre manchando el lugar.
—No ha sido nada, vete. —Digo levantando el último trozo. Me levanto y camino hasta la cocina para tirar los trozos a la basura. Cuando vuelvo a la sala Scott está recogiendo los cristales más pequeños. —He dicho que te vayas. —Digo irritada. Él se levanta y toma mi mano para examinar la cortada.
— ¿Te duele? —Pregunta refiriéndose a mi mano.
—Sólo es una maldita cortada. —Digo apartando mi mano para luego ir al baño a buscar el botiquín de primeros auxilios. Lavo la herida con agua oxigenada y luego le coloco una vendita. Salgo al patio para reunirme con Mia.
—Cariño, tu padre ya llegó. —Digo fingiendo emoción, Steven sale casi disparado en busca de su padre. —Iré a preparar la comida. —Le informo a Mia, quien mece a Zoë en sus brazos.
—Si necesitas ayuda, me llamas. —Dice sonriendo. Camino de vuelta a la cocina. Saco una olla y la lleno de agua, la coloco un la estufa, ahora sólo tengo que esperar a que hierva para echar el espagueti.
Me siento en uno de los taburetes de la isla de la cocina y me dispongo a cortar una cebolla, ajos y tomates. Haré la comida favorita de Steven, espagueti y salsa de carne. Cuando termino de cortar todo lo meto en la licuadora, la enciendo mientras caliento la carne en una sartén, cuando el agua hierve echo el espagueti, vierto el contenido de la licuadora en la carne y la mezclo bien.
— ¡Ya es hora, a comer! —Grito cuando todo está listo. Coloco los platos en la mesa junto con los utensilios. Escucho como gritan y ríen.
—Papá, para. —Grita Steven entre risas.
—No puedes meterte con el rey de la casa. —Dice Scott entrando en la cocina con Steven en enroscado en su espalda.
—Mamá, ayúdame. —Grita cuando Scott finge caer. Corro hasta mi hijo y lo saco del cuerpo de su padre.
—Ahora ve a lavarte las manos. —Digo mientras camino a la cocina para buscar los vasos.
—Nena, ¿podemos hablar después de comer? —Mi sangre hierve al momento en que me llama “nena”. Me volteo, con el semblante serio.
—No vuelvas a llamarme nena. —Siseo amenazante. Lo último que me apetece es hablar con él, ni siquiera soporto verlo.
—Yo… sólo quiero que esto sea un poco más sencillo. —Dice respirando profundamente. Rio sin gracia.
— ¿Cómo demonios haces un divorcio más fácil? —Susurro fría.
—Mami. —Dice Steven desde el comedor.
—Hablamos esto luego. —Digo antes de comenzar a caminar al comedor con los vasos. Coloco cada vaso en su lugar y sirvo el jugo. — ¿Quién le quiere avisar a Nana que la comida ya está lista? —Steven sale corriendo hasta el patio para segundos después venir con Mia y Zoë. Tomo a Zoë y la coloco en su silla para bebés que está a mi lado. Cada quien se sienta en su respectivo lugar, mientras yo sirvo cada plato.
—Mamá, en la casa de Nana hay un piano y prometió enseñarme a tocarlo. —Dice Steven emocionado.
—Yo sé tocar el piano. —Dice Scott orgulloso.