Capítulo 24

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Scott

Camino de vuelta a la casa de la madre de Nick en cuanto la veo con ese pequeño bikini blanco. Me ha dejado duro apenas la vi. Me meto en el baño y trato de calmar mis hormonas revolucionadas, pero la imagen de Nick saliendo del mar con el agua goteándole del cabello y chocando con sus senos no me ayuda a bajar mi erección.

Respiro profundo y pego la cabeza de la puerta. Tengo que calmarme, no puedo tener erecciones y no ser capaz de controlarlas. Soy un hombre adulto no un jodido crío de 15 años. Tres toquidos en la puerta me hacen brincar en mi lugar y me ayudan a bajar completamente a mi inapropiado amigo. Abro la puerta y el rostro de Nick queda a centímetros del mío.

— ¿Estás bien? —Me pregunta y examina mi rostro con cuidado.

—Sí, sólo que creo que la comida no me ha sentado bien. —Miento y rezo para que me crea. Ella ladea la cabeza, luego asiente y se va. Tomo aire por la boca y salgo detrás de ella. Me siento junto a Zara en una de las tumbonas mientras veo a Nick y a los niños jugar con el agua.

—Estás muy callado hoy. —Me susurra Zara en una sonrisa. Asiento y le devuelvo la sonrisa. —Deberías ir con ellos. —Me sugiere mirando a los niños.

—Deseo que se queden así para siempre. —Veo como Steven ríe y salpica agua por doquier.

—Tienes que aprovechar al máximo cada día con ellos porque cuando crecen ya no hay vuelta atrás. —Me mira con ternura y sé que ya sabe algo, que Nick ya le ha contado todo. —No puedes darte el lujo de separarte de ellos o luego te arrepentirás. —Se levanta de la tumbona y vuelve a la casa.

Tiene razón. No puedo separarme de ellos, de ninguno de los tres. Los amo demasiado como para querer alejarme de ellos de nuevo.

Afortunadamente Nick está siendo más amble e incluso podría decir que un poco más cariñosa desde que le conté la verdad. MJ no sabe que le he contado la verdad a Nick y sé que Nick no ha hablado últimamente con ella lo cual es un alivio para mí.

—Papá, ven con nosotros. —Grita Steven desde la orilla de la playa. Sus rojas mejillas y su pelo alborotado me hacen sonreír. Me levanto de un salto y camino hasta ellos. Tomo a Steven por los brazos, lo alzo y luego lo lanzo un poco para que vuelva a caer en mis brazos. Nick da un pequeño brinco y luego se relaja al ver que si lo atrapo. —Hazlo de nuevo. —Chilla emocionado. Yo rio mientras repito el movimiento él estalla en carcajadas.

—Creo que será mejor que deje de hacerlo o tu madre se desmayará. —Murmuro y Steven ríe aún más fuerte. Nick me regala una pequeña sonrisa que trata de ocultar mordiendo su labio. Zoë chapotea agua y juega con la arena. Mi pequeña niña. Zara aparece de nuevo con una jarra de limonada. Steven corre hasta ella y Zara toma a Zoë. Miro a Nick esperando que salga del agua y vaya con los niños, pero no lo hace. Se adentra un poco más en el mar y yo la sigo.

— ¿Quieres nadar conmigo? —Me pregunta tímidamente. Le sonrío y me acerco un poco más a ella. Nadamos en silencio, sumidos en nuestros propios pensamientos y en el relajante vaivén de las olas. — ¿Por qué has venido? —Murmura para romper el silencio. La miro un instante tratando de adivinar porqué ha preguntado eso.

—En cuanto te vi salir de la casa con los niños me tardé 0.3 segundos en darme cuenta que no quiero alejarme de ustedes. Ya pasé mucho tiempo sin ustedes y no me gustó para nada. —Me acerco un poco más a ella y coloco mi mano en su mejilla, ella cierra los ojos ante mi tacto y pega más su mejilla a mi mano. — ¿Te molesta qué esté aquí? —Susurro, ella niega con la cabeza y abre los ojos.

—Al principio me molesté un poco, porque quería estar sola con mi madre y los niños. —Su voz es suave y relajada. —Pero ya no estoy molesta. —Sonríe y clava sus ojos en los míos.

—Te queda bien esto. —Murmuro mientras tomo una tira se su diminuto bikini. Ella ríe y aparta mi mano de inmediato.

—Eres un cerdo. —Golpea suavemente mi hombro y gira para volver con los niños.

Camino lentamente detrás de ella para poder mirar su precioso trasero. Fantaseo con poder tenerla sobre mi regazo y darle unos azotes, dejar ese precioso trasero rojo y después darle tan duro hasta dejarla templando. De repente Nick se detiene y se da la vuelta para mirarme.

—Sé lo que estás pensando. —Alza una ceja y se voltea. «Pufs, esta mujer en serio me conoce»

Camino detrás de ella con una enorme sonrisa. Sabe lo que estoy haciendo, pero aun así no hace nada para que evite que yo le coma el trasero con la mirada, al contrario, creo lo contonea un poco más que antes. «Oh Nick, no tientes al demonio»

The Campbell'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora