Una risa joven hacía eco a la par de las gotas de la desenfrenada lluvia. Un chico alto de cabello negro y sonrisa dulce traía a rastras de la mano a su fiel compañero, quien lo seguía con prisa huyendo de la tormenta.
Ambos habían pasado una noche maravillosa, como de costumbre, se divirtieron, cenaron, jugaron y rieron hasta el cansancio, Park HyungSuk guió a Hong JaeYeol hasta la puerta de su departamento, hasta hace rato el clima era ideal, cálido y estrellado, perfecto para disfrutar la noche, por eso ambos se vieron sorprendidos ante la caída de las primeras gotas y lo rápido que avanzó la lluvia.
—Vaya... Parece que no tiene intención de detenerse—HyungSuk observó los luminosos relámpagos que surcaban el cielo por breves instantes. Por suerte estaban cerca de su casa y llegaron rápido.
Hong JaeYeol sacudió su rubio cabello para deshacerse de la superficial capa de agua que comenzaba a mojarlo, y HyungSuk se apresuró a abrir la puerta, disculpándose por dejarlo reposar en el, ahora, frío ambiente.
—Ven, sientete como en casa, iré a buscarte una toalla.
JaeYeol observó la pequeña pero cálida sala de estar, había estado allí en una ocasión, pero se sentía igual de nervioso que la primera vez, quería confesar sus sentimientos a HyungSuk, lo había intentando, pero cada vez que iba a hacerlo algo salía mal, esta vez, la lluvia había arruinado por completo el ambiente y tuvieron que huir despavoridos.
—Esta mañana lavé todas mis toallas, solo tengo ésta seca, lo siento.
Tímidamente le ofreció la toalla limpia, haciendo que su corazón diera un vuelco, HyungSuk era demasiado dulce, él estaba incluso más mojado, pero le ofrecía su única toalla. El rubio sonrió tomándola, pero para la sorpresa de su amigo, colocó la toalla sobre su cabeza para frotarla suavemente.
HyungSuk se rió una vez pasada la sorpresa.
—Tienes que dejar de ser tan amable o la gente se aprovechará de eso.
Lo que HyungSuk no entendía, era que JaeYeol solo era así de amable con él.
Lo guió hasta el sofá para trabajar cómodamente, HyungSuk cerró los ojos, disfrutando del contacto, no le importaba que sus cuerpos estaban húmedos, ya que los almohadones eran de cuero podía limpiarlo fácilmente.
—De algún modo se siente relajante.—HyungSuk sonrió, dejando caer la cabeza hacia atrás.
Jae notó que el agua de su cabello se deslizaba por su cuello, mojando su camiseta. Deslizó la toalla por su nuca, ante el cambio de objetivo, HyungSuk levanto la cabeza para dejarla caer nuevamente hacia adelante, dándole pase libre para continuar. Probablemente no tenía idea de lo que esto provocaba. Porque JaeYeol se vio tentado a continuar con su trabajo, explayandose por sus hombros, su espalda, sus brazos, el pelinegro suspiraba silenciosamente al sentir las agradables caricias que de algun modo parecían cada vez más intimas.
La camiseta blanca comenzó a estorbar, dejó la toalla reposar sobre su regazo mientras usaba sus manos para subir la camiseta dejando al descubierto parte de su piel, lo observó dudoso, HyungSuk era casi tan pálido como la nieve, a simple vista parecía que si lo tocaba sus manos se congelarían, sin embargo...
Cuando JaeYeol pasó la yema de sus dedos sobre su espalda baja, sintiéndolo estremecerse, notó que su tacto ardía, quemaba, pero de un modo adictivo, como si sus cuerpos ante el mínimo contacto hicieran combustión. Los ojos del chico rubio brillaron de entusiasmo, deslizó sus dedos cada vez más cerca hasta que su palma completa descansaba sobre su espalda, subió despacio, tan lentamente como si esperara asustarlo con un movimiento brusco, su mano se detuvo a media espalda, donde reposó mientras sus otros 5 dígitos exploraban el mismo recorrido, se aventuró un poco más, sintiendo que subía la temperatura de su cuerpo, inclinó su rostro hasta que sus labios se posaron sobre su blanco cuello, y el sonido de su encuentro fue dulce, fue liberador.
Las caricias continuaron su camino, sus manos dibujaban siluetas aleatorias sobre la piel desnuda, HyungSuk sabía lo que JaeYeol quería, por un lado estaba confundido, pero sus dedos dejaban un hormigueo en la piel, como rastros de un pincel que daban vida a cada rincón de su cuerpo, y quería sentir esos colores. Cuando los labios de Jay encontraron su cuello, HyungSuk supo que no había vuelta atrás, ya no podría solo disfrutar en silencio, como un roce disimulado de un amor platónico, JaeYeol estaba siendo claro con lo que quería, y el también lo sería. Con las manos propias, tomó las de su compañero suavemente, invitándolo a continuar con su exploración hasta llegar a su pecho, ladeó la cabeza a un lado y el rubio no dudo en subir los besos hasta su boca, y por primera vez compartieron un dulce y timido beso. Sus labios comenzaron a moverse, haciendo cada vez más presion, y cuando sus lenguas se animaron a encontrarse algo se avivó.
El rastro de sus manos que hasta ahora había sido como una delicada caricia, había cambiado de color.
Sus dedos, que antes rozaban la piel con cuidado, ahora se hundían en la carne con desesperación.
La tela comenzó a deslizarse fuera de sus cuerpos, dejando la piel blanca expuesta como un lienzo listo para ser pintado.
Y HyungSuk dejó todo rastro de duda a un lado, él también quería pintar sobre su piel.
Con ambas manos ocupadas explorando sus cuerpos, se recostaron en el sofá, juntando sus pechos y pegando sus bocas para sentirse cerca en todo momento. Las manos dejaban fuego por donde pasaran, alternando intensidad y emoción, cubriendo de color cada tramo, cada centimetro de piel.
Se amaron sin saberlo, se pintaron de amor, y aunque no podían ver los colores que habían dejado sobre su piel, sabían que estaban ahí, podían sentirlos, como rastros de un pincel que no se borrarían jamás.
Acostados ahora en la cama de HyungSuk, JaeYeol dejó que su dedo índice se deslizara por el pecho nuevamente, trazando despacio una confesión. El pelinegro lo notó, sonriendo feliz al sentir las palabras "te amo" formarse sobre su piel.
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Paint me • JaeSuk
FanfictionSus manos dibujaban siluetas aleatorias sobre la piel desnuda, HyungSuk sabía lo que JaeYeol quería, estaba confundido, pero sus dedos dejaban un hormigueo en la piel, como rastros de colores que daban vida a cada rincón de su cuerpo, y en algun pun...