Por que sus ojos reflejaban una oscuridad que podría ser remplazada por una luz y esa luz podría ser... podría ser amor.
Sus brazos siempre habían sido fuertes y duros casi como el acero y a ella le encantaba ser rescatada por ellos.
Sus labios... definitivamente esos labios eran de un dios, su sonrisa no solo la cautivo a ella, cautivo a muchas chicas pero ¿al final que sucedió? El sonrió de una manera dulce y solo fue a ella.
Sus dedos, ellos habían hecho la señal de una promesa, el siempre cumplía sus promesas, el volvería por ella .
Su apellido, ese que ahora portaba también ella y claro su pequeña Sarada que nació del fruto de su amor, ese amor que paso por muchas cosas y jamás fue borrado.