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1:00am. Esa era la hora que marcaba el reloj colgado en la pared del vestíbulo de la casa de Marshall cuando me marché de allí. Marshall estaba profundamente dormido, así que no se percató de mi partida. Ahora, en el colegio, tenía cierto temor de encontrármelo, no sabía que decirle y pues la verdad es que hace mucho tiempo no tenía amigos. Los creía innecesarios y estúpidos, pero ahora tendría que interactuar con Marshall y eso me asustaba. Por otro lado estaban Roxane y su pandilla, que también me preocupaba. No tenía muchas ganas de ir aquel lugar, pero allí estaba, sentada en mi lugar de la clase.

Llamaron a lista para rectificar la asistencia de los estudiantes. Roxane y su grupo habían faltado, pero su presencia no era en realidad relevante. Otro chico también había fallado hoy, pero ignoré aquel hecho, pues no sabía quien era.

Al terminar las clases me dirigí hacia la biblioteca. Estaba tranquila, pues en todo el día no había visto a Marshall. Pero por hilos del destino, Marshall se encontraba en la biblioteca, lo cual me tomó por sorpresa, y pensé en abandonar la idea de ir a la biblioteca, aún así me quedé. Lo ignoré totalmente y me situé en una banca que se encontraba allí. Él no se vio afectado y se sentó al frente mío sin apartar su vista de mi. Abrí un nuevo libro, y sentía como la mirada de Marshall me perforaba. No pude concentrarme en la lectura que estaba llevando a cabo.

-¿Hasta cuando vas a seguir ignorándome?-Preguntó un poco molesto al cabo de unos minutos-.

-...-.

-Tu actitud indiferente es importuna- La mano izquierda de Marshall impidió que siguiera leyendo, pues con un movimiento rápido quitó el libro de mis manos. Sin embargo, yo seguía pretendiendo que Marshall no existía- ¡Hey! Mírame a los ojos, es descortés no hacerlo cuando te hablan- Ordenó Marshall-.

Sin alguna escapatoria, mire sus profundos y misteriosos ojos.

-¿Contento?-Pregunté irónicamente- ¿Podrías devolverme el libro?-.

-No- Contestó solemne- Vamos a empezar de nuevo- Dijo suspirando- Mi nombre es Marshall Sying, en este mundo un simple humano, pero en el verdadero soy mucho más-.

- ¿En el verdadero?-Pregunté desconcertada-.

-Espera-Intervino- Vamos despacio, por el momento quiero conocerte-.

-Ya te había advertido de que no esperarás mucho de mí-Contrarresté-.

-¡Eres Stella Neith! Por lo tanto eres un misterio sin resolver, y quiero encontrar respuestas- Marshall se paró de su asiento y se posicionó a mi lado- Ven, ya es hora de que despiertes. No puedes odiar una realidad que no comprendes. No busques mas argumentos para sentirte triste, busca motivos para ser feliz-Marshall tomó mi mano con delicadeza- Ven conmigo- Con su mano me forzó a levantarme y echó a correr, sin soltarme. Corría muy rápido y me fue difícil seguir su ritmo, pero le escuchaba reír e inconscientemente yo hice lo mismo. La felicidad es contagiosa, y por un momento dejé de estar encerrada en mi mundo de odio y recordé aquel sentimiento que había olvidado: La felicidad.

-¡Hey!-Llamé entrecortadamente-¿A dónde vamos?-.

-¡No hagas preguntas!-Dijo entre el bullicio del ambiente habitual de la ciudad-¡Ya pronto llegaremos, y lo descubrirás por ti misma!-.

Continuamos corriendo y finalmente, Marshall se detuvo.Ni una gota de sudor corría por su suave piel y su cabello mantenía su forma perfecta. Por otra parte, yo estaba totalmente exhausta, agitada y con el cabello desordenado gracias a el viento. Mi mano sudaba, pero la de él, se mantenía fría.

Nos habíamos detenido frente a un establecimiento ostentoso que llevaba un aviso con letras grandes y azules que enunciaba: ''The Ice Landscape''. Se trataba de una pista de patinaje sobre hielo, que se había instalado recientemente en la ciudad. La había visto en anuncios, sin embargo nunca pensé en visitarla, pero ahora gracias a Marshall estaba allí. Entramos y Marshall compró los boletos para ingresar a la pista. El clima era helado y pronto, procedimos a colocarnos los patines.

Letras Color Escarlata ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora