Es lunes por la mañana, el día después de mudarme a la casa de la fraternidad y, con ello, prácticamente escribirme mi propia sentencia de muerte.
Lisa está furiosa y, aunque preferiría saltarme todas las clases y quedarme bajo las mantas todo el día, me obligo a salir de la cama para prepararme. Cuando me despierto, dos de mis tres nuevas compañeras de piso siguen en el dormitorio, preparándose también, así que les sonrío y les doy los buenos días.
—Buenos días. —me dice Talia, con la que ya he hablado unas cuantas veces, mientras añade algunos detalles finales a su maquillaje.
—¿Has dormido bien? —pregunta ahora Nayeon.
Creo que está en el último curso, pero no estoy muy segura. No he hablado mucho con ella, pero, como la mayoría de las chicas de esta hermandad, parece muy simpática.
—Sí. —respondo con una sonrisa mientras tomo el cepillo y empiezo a arreglarme el cabello enmarañado.
Cuando termino, me doy una ducha rápida antes de ponerme ropa limpia y bajar a desayunar. Durante todo el tiempo que tardo en levantarme y prepararme para salir, estoy muy nerviosa. Estoy asustada incluso, porque sé que en cuanto salga por la puerta de la casa de la fraternidad, seré un objetivo. Lisa me estará buscando y no puedo esconderme de ella para siempre. Ni siquiera estoy segura de poder esconderme de ella. De hecho, estoy bastante segura de que no puedo. Pero si no puedo esconderme de Lisa, haré todo lo posible por evitarla.
Preparo rápidamente mi bolso con todo lo que necesito antes de salir corriendo de la casa, y dirigirme a mi primera clase. Por suerte para mí, ella no está en clase de psicología, y, en cuanto entro en el aula, me invade una oleada de alivio.
Escucho atentamente lo que dice la profesora y tomo notas con avidez de casi todo lo que sale de su boca. Trato de alejar mis pensamientos de Lisa, y lo hago no permitiéndome concentrarme en otra cosa que no sea la clase. Funciona sorprendentemente bien, pero para cuando la profesora anuncia que la hora ha llegado a su fin, la sensación de nerviosismo vuelve a la boca de mi estómago. Me corroe por dentro y casi puedo sentir cómo la ansiedad me sube por la garganta y me deja un sabor amargo en la boca. Mi próxima clase es Lengua Extranjera, y Lisa también está en esa clase.
Camino hacia el aula con una lentitud espantosa, prácticamente obligando a mis piernas a dar un paso cada vez. Siento que mi cuerpo empieza a temblar de miedo cuando veo el aula y respiro hondo antes de reunir el valor suficiente para entrar.
Lisa no está aquí. O al menos todavía no. Lay, en cambio, ya está sentado en una silla de la fila del medio mirándome con una sonrisa, y me siento a su lado.
—Hola. —me saluda de inmediato y yo le devuelvo la sonrisa.
—Hola.
Hablamos un rato, hasta que toda mi atención se desvía hacia la puerta cuando alguien entra en el aula. Mi cuerpo se congela por completo cuando ella entra, casi dolorosamente lento, y cometo el estúpido error de encontrarme con su mirada.
Aparto rápidamente la mirada, hacia el suelo, y ella pasa rozándome y se sienta en la silla detrás de mí. Siento su mirada clavada en mi espalda, me encorvo en mi silla y trago saliva. No sé si debería alegrarme de que aún no me haya hablado o si debería tomármelo como una señal para estar aún más aterrorizada.
¿Cómo se comportará? ¿Hablará conmigo? ¿Hará como si no hubiera pasado nada entre nosotras?
No lo sé, no lo sé. ¡No lo sé!
Odio tener que sentarme aquí, apenas a un brazo de distancia de ella, y esperar a que haga algo. Realmente lo odio, pero eso es exactamente lo que hago.
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WICKED GAME (ROSÉ)
Misterio / SuspensoTodo comenzó con un aparentemente inocente juego de Verdad o Reto en una fiesta de la fraternidad. Pero pronto se convirtió en un aterrador juego de vida o muerte...justo cuando alguien puso sus ojos en ella. •ADAPTACIÓN• Todos los créditos al autor...