Aquella situación se sentía incluso como un gran deja vú, una situación que se repite varías veces en mi mente y en la mente de aquel que comparte esta especie de sueño conmigo, encerrandonos a mi compañero y a mí, excluyendonos de todo el mundo a nuestro exterior, éramos solo él y yo en aquella situación. Me encontraba en la azotea de los establecimientos de mi actual lugar de trabajo, aunque probablemente yo lo llamaría el infierno dónde debo estar porque yo me metí a aquel sitio en primer lugar, realmente, este era otro intento dónde pretendía acabar con mi vida, ya era costumbre que en aquel lugar se me viera intentando tomar medicamentos, ahorcarme con una soga, intentar saltar de algún lugar muy alto, era común todo eso y más, pero nunca nadie intentaba hacer nada, al menos eso sucedía hasta la llegada de un chico de cabellos naranja-rojizos a este lugar, él era el único al que parecía preocuparle el hecho de que no estuviera aquí, era raro aquello pero lo dejaba pasar, ese chico siempre llegaba a salvarme de intentar hacer lo que sea o a atenderme si es que había llegado demasiado tarde, esta vez no fue una excepción. Nakahara Chuuya, miembro de la Port Mafia, ese chico estaba situado atrás de mí, no había volteado a verlo siquiera, pero era difícil prescindir su presencia; lo único que yo podía hacer era observar el vacío que había debajo de mis pies, aquel vacío que me llevaría a mí tan esperada muerte. Esta situación ya la había vivido anteriormente, recordaba que yo había saltado de aquel alto edificio y aquel chico de ojos zafiro había saltado detrás de mí, salvandome de uno de mis intentos de suicidio, recordaba que estaba molesto por aquello que me hizo, por fin podía haber logrado mi cometido pero el se interpuso, así también lo hizo la siguiente ocasión, y la siguiente, y la siguiente; siempre con aquella mirada de preocupación en su rostro, intentando decifrar mis pensamientos y mis acciones a realizar. Un silencio sepulcral de apoderó del ambiente desde que aquel chico se presentó ahí, el único ruido que se llegaba a generar era el sonido de la brisa que había en aquel alto edificio; me límite a mirar a aquel chico con una sonrisa en mis labios y con una mirada muerta, se notaba que estaba cansando, mi jefe se aprovechaba de mí y últimamente lo había hecho más de lo usual, poniéndome demasiados trabajos encima, apenas me daba tiempo de dormir. Parecía que el contrario intentaba encontrar alguna frase para romper aquel silencio, pero parecía no encontrar algo que decir; por mi lado, tampoco planeaba decir algo al respecto, me limitaba a alternar mi mirada entre el vacío y aquel chico pelinaranja. Unos minutos después, el contrario logró dirigirme unas palabras que no parecían muy pensadas, parecían más bien algo espontáneo.
-Osamu.. ¿Esto es en serio?- La voz de este parecía irritada. No me había percatado de la mirada que este tenía, reflejaba un cansancio increíble, como si hubiera laborado tantas horas como yo, exceptuando por las ojeras, no era un cansancio por no haber dormido, era una especie de cansancio mental al parecer.
Decidí no contestar al instante, volví a darle completamente la espalda a este y medité unos minutos mi respuesta, lo cuál no parecía necesario en lo absoluto, y con la respuesta tan banal que di, parecía como si quisiera simplemente hacerme el misterioso y hacerme el de rogar.
-Así es, Chibi.
Nuevamente, otro silencio se apoderó del ambiente, parecía que ninguno de los dos quería romperlo o parecía que no podíamos romperlo. A decir verdad, ansiaba bastante que este me tomara del cuello de mi camisa y me hiciera hacia atrás, alejándome de aquella cornisa dónde me encontraba sentado, para después posarme en sus brazos, haciendo que este y yo nos quedarnos abrazados un tiempo indefinido, para que después el menor y yo nos dirigieramos de vuelta al interior de las instalaciones de aquel lugar. Estaba esperando por alguna palabra reconfortante del de ojos zafiro, o simplemente un roce de su piel con la mía, pero no estaba sucediendo nada de ello, parecía como una obra de teatro o una grabación del cine que estuviera yendo mal, como si el contrario hubiera olvidado que él debía de seguir diciendo algo como: "Oh, Dazai, vamos nuevamente adentro para poder estar bien," o simplemente hubiera olvidado que él debía acercarse a mí para jalarme hacia él y no soltarme nunca. En un momento que decidí romper aquel silencio que se había formado para decir algo que le daría pie al contrario de detenerme, el pelinaranja me ganó la palabra, con un suspiro, indicó que era su turno para hablar.
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놩넴〹̵ - 𝙅𝙪𝙨𝙩 𝙨𝙩𝙖𝙮, 𝙖𝙨𝙨𝙝𝙤𝙡𝙚... / 𝙎𝙤𝙪𝙠𝙤𝙠𝙪ㅤ ̋ 0᳔𝟬᳔
Fanfiction"Un sueño que se repetía de una misma manera, todo acontecía como el anterior, pero ahora lo transformaste en una pesadilla, en mi pesadilla, una en la que jamás querré volver a estar, porque significa que me alejarás y me permitirás ser feliz, para...