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« Ángeles como tú no pueden volar al infierno conmigo »
Han Seon-jin era un hombre conocido por la forma en que su mirada te hacía sentir.
Esos hermosos ojos oscuros que parecían esconder algo en lo más profundo de su ser solo aumentaba las ganas de desenmascarar ese misterio.
Han Seon-jin era un universitario que cursaba su último año de su carrera de comercio.
“¡Es el Demonio de la facultad de Comercio! ¡Han Seon-jin!” las chicas solían emocionarse cada vez que lo miraban pasar por el campus de la gran universidad de corea.
Él Demonio del área de Comercio, así lo conocían en todo el campus. El apodo solo era por la forma en que trataba a sus compañeros de equipo.
Era un hombre que exigía la excelencia, y cualquier persona que se juntara con él debía de -por lo menos apuntar- ser digno.
¿Tan mal estaba querer superarse, y ayudar a los demás a hacer lo mismo? Tal parece que si, de lo contrario no hubiera sido llamado así.
“D-disculpe... ¿Señor Han?” una tierna vocecita hizo que se girará sobre su propio eje para ver a la responsable de esa voz
“¿Si?” su voz salió arisca, su cabello negro se movió por la ligera brisa del viento.
Sus ojos negros observaron a la peli-roja frente a él, su cabello amarrado en una media coleta, sus bonitos ojos verdes lo miraban con determinación.
Espero varios segundos hasta que por fin la chica decidió hablar.
“Han Seon-jin.. ¡Me gustas! ¡Por favor sal conmigo!” una risa burlona salió, la sonrisa surgió en su rostro y la pobre chica tembló.
Sabía que sería rechazada, pero no pensó que sería tan cruel como para reírse en su cara, comenzó a temblar por la vergüenza y humillación que tenía.
“Escucha, lo siento por reírme pero no creí que alguien en verdad se acercaría a mi tan directamente, por lo general son notas o mensajes, nunca frente a frente y lamento hacerte sentir mal” las disculpas del chico calmaron un poco el corazón de la joven, entendía un poco lo que el sentía.
“Si... Entiendo” responde en voz baja.
“Lamento informarte que no me eres mi tipo, no por tu apariencia sino por qué yo... Le voy al otro bando” ella estaba procesando las palabras dichas por el chico.
Sus mejillas se sonrojaron totalmente, y ahí fue donde comenzó a ver determinadamente al chico frente a ella.
Su cabello semi-largo de color negro, su vestimenta formal y elegante pero tirando a ese lado de peligroso.
