𝒜 𝓂𝒾 𝓈𝒾𝑒𝓂𝓅𝓇𝑒 𝓂𝑒 𝒽𝒶𝒸𝑒𝓈 𝓂𝒾𝓇𝒶𝓇

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Era una mañana soleada de primavera, en la que los rayos del sol habían traspasado las cortinas blancas que tenían en su habitación matrimonial, causando que Raven comenzara a frotarse los ojos, aun sin abrirlos por completo, al despertarse al tiempo que emitía varios bostezos de cansancio. Deseaba entre seguir durmiendo o repetir de nuevo la noche tan apasionada de ayer, nunca se podría cansar de observar y acariciar las curvas desnudas femeninas de Apple. Y debido a que la radiante luz del sol ya inundaba por completo la habitación, giró hacia su lado derecho para besar y buscar el agradable calor que desprendería el cuerpo de su amada esposa. Sin embargo, al segundo notó la ausencia de la rubia a su lado, se alarmó y decidió que ya era la hora de levantarse de la cama. Se recostó y un largo bostezo salió de sus labios mientras estiraba sus brazos después de frotarse los ojos una última vez, antes de abrirlos por completo.

Una sonrisa amplia se forjó en sus comisuras al obtener la visión entera de la habitación y encontrar sentada en el tocador a la princesa. Esa fue la razón definitiva para abandonar la cómoda cama e ir a por su beso de todas las mañanas.

"Buenos días" Raven canturreó feliz abrazándola por la espalda y dándole dulces besos por su hombro derecho.

Rápidamente, sus fosas nasales se inundaron del olor natural que desprendía Apple, que era mejor que cualquier perfume caro, junto con su linda cara sin maquillaje todavía y su cabello rubio no arreglado de por las mañanas le hacía aún más caliente de lo que era. A la exvillana le daban ganas de besarla apasionadamente y obligarla a no salir de la cama en lo que quedaba de mañana, retomando la pasión de anoche.

"Hola amor" Le respondió casi sin emoción.

"¿Por qué no estaba en mi cama la persona más bonita de todos los reinos que existe?" La hechicera preguntó continuando sus dulces besitos ahora por su cuello, cuando apartó su melena dorada e inicio una nueva ruta para posar sus labios.

"Oh Raven, hoy me he dado cuenta de que ya no soy joven. Tengo finas líneas de expresión alrededor de mis ojos y en mi boca y alguna arruga he visto, pero eso no es lo peor de todo, ojalá lo fuera, aunque la cana también ha sido horrible, pero lo peor es que tengo celulitis en mi culo y en mis piernas lo acabo de ver" Dijo la rubia que desde que comenzó el nuevo año e iba a llegar el 13 de mayo le costó mucho asimilar que entraba en una nueva década.

La exvillana se rio de nuevo con su pequeño dramatismo de la supuesta crisis que había a esa edad, ciertamente ya habían pasado a la etapa de la adultez media, ella también era consciente del paso del tiempo. Habían dejado atrás la juventud, pero eso a Raven le parecía bien, veía la realidad ineludible y agradecía todas las cosas buenas que la nueva etapa le depararía porque sabía que cada segundo era un tesoro irrepetible. Y aceptaba su cuerpo, no estaba igual de fuerte como hacía diez años menos y tenía algunas partes que ahora se habían vuelto flácidas, sin embargo, no tenía ni un complejo con ella misma. No le importaban las opiniones de los demás, no como a su esposa que parecía frustrada por no haber alcanzado las expectativas sociales impuestas por la asquerosa sociedad. No obstante, para Raven la hermosura y belleza de Apple, poco a poco cambiante, pero atrayente desde siempre, le había cautivado cada día de su existencia y hoy no sería distinto.

"Con todo eso que dices que tienes, sigues siendo irresistible" Le afirmó cálidamente queriendo disipar sus inseguridades.

"Tú no eres objetiva, estás enamorada de mí y te ciega el amor. Pero la báscula me muestra cada mes que no bajo de peso, la ropa que debería comenzar a pensar en llevar una M porque ya apenas uso la S, cuando yo nunca he sido esa talla. Bueno y el espejo. ¡Oh, cuándo me miro! Hay una rubia desconocida donde antes estaba la joven y atractiva chica que era yo antes"

"Sigues siendo la persona más sexy que conozco, yo te miró y solo deseo tocarte esas tetas redonditas y blanditas" La hechicera comentó mientras subía su mano para palpar esos globos blancos, antes de ser interrumpida por un manotazo deteniendo su propósito.

𝒜 𝓂𝒾 𝓈𝒾𝑒𝓂𝓅𝓇𝑒 𝓂𝑒 𝒽𝒶𝒸𝑒𝓈 𝓂𝒾𝓇𝒶𝓇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora