•J A D E•
¿La vida tiene algún propósito? Si lo pensamos bien la respuesta es un rotundo "No" porque la vida no tiene un gran significado en sí: Nacemos, crecemos y morimos. Somos un trozo de nada esperando con ansias que su final llegue porque vivir no es tan sencillo. Siempre existirá algo que te haga una miseria la existencia, un sistema que te dice que si no estudias no serás nadie en esta vida, una sociedad que te presiona para encajar aunque te pierdas a ti mismo en el proceso, personas que apagan tu luz para alimentar la suya, comentarios que te obligan a cambiar rotundamente, presión, presión y más presión ¿Vivir debe ser tan difícil?
Estos días de descanso o como yo les llamo "días de calvario" me han hecho pensar en cosas que nunca antes pensé o siquiera se cruzaron por mi cabeza. La vida fue buena conmigo a pesar de que nunca conocí a mi madre. Mi padre siempre me apoyo y me alentaba a seguir mis sueños, nunca dudó de mí y no llego a presionarme. Pero ¿Qué hay de aquellos que no corrieron con mi misma suerte? ¿Qué hay de aquellos que se tuvieron que conformar con la vida que planearon para ellos? ¿Qué hay de aquellos que nunca fueron apoyados a seguir sus sueños? ¿Qué hay de aquellos que amoldaron sus vidas para complacer a las personas que aman dejando sus sueños de lado? ¿Qué hay de aquellos que nunca tuvieron el tiempo de saber o experimentar si quiera lo que querían hacer con sus vidas?
Miedo...
Miedo al futuro...
Miedo al fracaso....
Miedo a no ser suficientemente buenos para esta vida....
Definitivamente me voy a volver loca.
— ¿Cómo te sientes cariño?—inquiere Mónica, mi abuela materna.
Solo bastó realizar una llamada para que los cabecillas del clan García tomarán el primer vuelo de España a Corea del Sur para visitar a la más chica de sus nietos y apoyarla en este proceso por el que está pasando. Lo cierto es que me alegra compartir mi último día de descanso con ellos.
—Me siento cansada mentalmente, abuela, pero podría decirse que estoy bien.
— ¿Alguna vez las Wood paran?—el abuelo Hugo toma asiento en unos de los sofás.
—Nuestra mente siempre está activa, trabajando, pensando, creando y...—torturándonos—funcionando en general.
—Siempre hay tiempo para una pausa—Mónica busca mi mano con la suya y le da un leve apretón que me hace sonreír—Sé que la posición en la que te encuentras debe ser abrumadora y sobre todo agotadora, pero no te sobre cargues, Jade. Lo estás haciendo bien.
Quisiera creer lo mismo, pero no puedo. Cada escalón que subo para poder llegar a la meta se siente como si retrocedieran dos, cada vez que intento solucionar alguna situación esta empeora y es que así soy yo, una jodida caja de Pandora que explotara con mala suerte en cualquier momento.