Parte 19

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Subí a ese taxi, el recorrido ya me lo conocía de memoria, necesitaba entender porque estaba haciendo eso, porque volver a caer en los juegos lascivos de un hombre que solo querría sexo y después me echaría de su casa. ¿Acaso tenia la esperanza de que algo cambiara esta vez? Ilusa.

No tuve que tocar la puerta cuando se abrió de par en par y el me estaba esperando con ropa interior muy ajustada, que permitía recrear la vista con su gran bulto entre sus piernas. Sonrió. Tienes a un hombre extraordinario a tu lado, ¿Qué mierda estas haciendo aquí Carolina?  Me gritaba mentalmente. Pasé.

Brindemos, me dijo. Me dio una copa de vino que tenia preparada e hizo sonar su copa contra la mía. Sus ojos se encendieron a penas termine de beberla y mi cuerpo volvió a paralizarse ante él. Huele delicioso. Extiende su mano y me lleva a la habitación. Tanto tiempo. Sonreí para mis adentros. Me tumba sobre la cama de golpe, comenzando a quitarme la ropa lentamente, esta vez se estaba tomando mas tiempo para esto y yo no podía pensar con claridad. Aquí voy otra vez.

Cuando estábamos completamente desnudos, me gira poniéndome boca abajo, jala de mi cabello con una mano y con la otra abre mis piernas ligeramente y levanta de manera leve mi trasero, para penetrarme duro hasta el fondo. Ahogo un jadeo. Los músculos de mi vientre se tensan de inmediato, se me entrecorta la respiración, su pene entra y salen una y otra vez, mientras gimo al propagarse la sensación de éxtasis que recorre cada fibra interna de mi cuerpo. Muévete, me incita entre dientes. Toma ritmo, empuja más rápido, más duro, más fuerte y todo mi cuerpo se mueve con él, mientras sus gemidos son música para mis oídos. Lo estas haciendo tan bien cariño, me decía entre jadeos, percibiendo el deseo ardiente en su voz. Maldito seas Jimin, le grito mentalmente al momento en que mi vientre llega al clímax y me desplomo debajo de él justo cuando termina dentro de mí.

Mi cabeza se llenó de pensamientos, emociones, reflexiones y revelaciones ese día, precisamente, cuando había logrado conseguir uno de los mejores orgasmos de mi vida. Jimin era lo que conocemos como un Fuckboy, un chico que juega con los sentimientos y emociones de una mujer, con el único fin de llevarla a la cama, para luego desecharla. Es un maldito dios del sexo y lo sabe.

¿Realmente queria eso para mí?

Como era de esperarse, sale disparado de la habitación y demora unos diez minutos en regresar. Te estas haciendo lento cariño, pensaba con una gran sonrisa en la cara. Yo ya estaba vestida y el me miraba estupefacto, sin dar crédito a mi reacción. 

- ¿Llamaste al taxi? - Dije con un dulce tono jocoso.- 

¿No lo veías venir no?

- Ssí, sí - Responde sorprendido - Tienes que...

- Irme - Terminé su frase antes que él. Me miraba desconcertado- Claro que me tengo que ir. Mañana trabajo y estoy cansada.

- No me vayas a buscar por un tiempo - Decía cómo tratando de buscar alguna forma de doblegarme y hacerme humillarme.

- El que me mando un mensaje fuiste tú, yo solo vine por sexo - Sentencié con una sonrisa triunfante. 

Deseo PúrpuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora