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| Regina |
Los meses continuaron avanzando y con ello mi relación con Regulus, al inicio todo fue desastroso y doloroso, en especial para el por su situación familiar y por los tiempos oscuros que cada vez se hacían presentes. Si era sincera las pesadillas que he tenido desde pequeña volvían de vez en cuando pero con mayor cantidad de dolor, despertaba algunas noches sudando y gritando, tanto que a veces podía desesperar a Dorcas, aunque ella decía que no era así yo me sentía como una carga.
La vida era difícil y el hecho de que existiese un mago tenebroso por ahí solo lo intensificaba aún más.
Hasta que en una pesadilla lo entendí.
— ¿Por qué estoy soñando esto? — pregunte.
— Mi niña, vienes de un linaje bastante poderoso, no te sorprendas de las situaciones en las que te has encontrado y de las que serás partícipe — respondió Gellert, mi padre.
— Solo quiero entenderlo, no recuerdo haber hecho algo malo para merecer ser perseguida y maldecida por uno de los peores magos de la historia — me quejé — estoy empezando a ponerme paranoica y ni siquiera se lo he podido confesar a Regulus o Barty, ni siquiera a Dorcas y ya ni hablar de Evan — suspire pensando en este último — Evan ni siquiera sabe que podríamos ser como "primos" o simplemente saber que somos familia. No odio lo que soy, odio lo que conlleva ser Regina Grindelwald — me lleve las manos al rostro.
— Pesada es la corona — suspiro mi padre — lo único que debes entender es que por nada del mundo alguien en quien no confíes plenamente se entere de que eres mi hija, y no por vergüenza porque ser una Grindelwald es un orgullo, sino porque él podría encontrarte y utilizarte — cerro por un segundo los ojos y nuevamente me dejo ver la heterocronía que compartiríamos — alguna vez quise cambiar el mundo, pero hay formas y la pureza de la sangre no importa cuando existe la inteligencia —
— Seré cautelosa, pero aún es difícil entender mi pasado — suspire.
— Te quiero hija mía, y no estoy dispuesto a perderte una vez más — me acercó a él y me dio un beso en la frente, yo solo lo rodeé con mis brazos.
Esa fue mi última conversación con Gellert.
Camine directo a la biblioteca, necesitaba concentrarme en estudiar paro los TIMO porque sabía que era inteligente pero no quería tentar mi suerte, como si saber cosas de mi pasado no tomara ya el suficiente tiempo de mi vida aun tenía que cumplir con mis obligaciones de estudiante. Era raro tener que darles importancia a estos pequeños detalles cuando allá afuera había personas reuniéndose para tomar el control del mundo mágico y no mágico.
Me senté en una mesa apartada junto a la gran ventana que me permite poder leer sin hacer uso de un lumos, estaba tan concentrada tratando de entender Defensa contra las Artes Oscuras que apenas y fue perceptible un carraspeo.
