35. Top #1

9.9K 972 695
                                    

Zephir.

Princess, de la banda de Sherman fue un éxito rotundo. Estuvo semanas en el top 1 global. No lo quitó ni el nuevo lanzamiento de Astrohada.

Fue un acontecimiento importante para la sociedad, desde su llegada, nadie había destronado a la Hadita. Incluso a mí me sorprendió.

Decidí ignorar eso, incluso si los medios me buscaron por respuestas, sacaron el historial de nuestra amistad a flote e intentaron involucrar a mi madre. Ella declinó cualquier explicación pública, estoy segura que creyó era real porque en cierta época Sherman por poco vivía en el castillo, ella escuchaba mis llamadas con él, esa mujer siempre sabe todo.

Esperé que mi mejor amigo me contactara, habláramos de eso entre risas y lo felicitara por su éxito. Esperé hasta que nuestros teléfonos se oxidaron.

—¿Por qué traes esa cara? —preguntó Shered.

Pasé un par de días en su departamento. No tenía claro a donde ir, prácticamente me echaron del castillo y una vez se acabara el tiempo que pagaron en las cabañas, era probable que ya no tengan contacto conmigo por lo que estaba en situación de calle luego de haber vivido más de dos décadas como una princesa. Literalmente.

Sentí vacío las primeras noches, era extraño, me quedaba mirando al techo en la madrugada. No obstante, despertar sin esa carga en mi espalda era un nuevo tipo de alivio desconocido, si no era nadie, nadie esperaría nada de mí; si nadie espera nada de mí, puedo crearme nuevas expectativas.

Mi plan a futuro era conseguir trabajo en alguna fábrica de perfumes, o en una tienda relacionada, lo que fuera en lo que pudiera utilizar lo que había aprendido. Recién empecé a plantear cuales eran los objetivos que cumplir por mi cuenta, así que apenas llevaba un par, no eran radicales como mudarme o empezar una familia, tal vez querría crear una fragancia a largo plazo, comprarme un pájaro de mascota, ser más deportiva para poder pasar más rato con Shered.

—Es un tema privado. —respondí tensa.

—¿Es algo que tenga solución? —indagó, se puso en cuclillas a verme a la cara. Estaba sentada en el piso del cuarto con la puerta cerrada.

No por ocultarme, sino porque me daba miedo Lupita.

—Sí.

—Déjame replantearlo —suspiró Shered—, ¿Es algo que tenga una solución bajo tu poder y no hayas intentado ya?

—No.

—Entonces deberías no mortificarte con lo que sea que ocurra —dijo aunque fuera obvio de qué hablaba, aún estaba el perfil de la banda en mi pantalla.

—Me cuesta esto. —murmuré al apagar el teléfono.

—¿Qué cosa?

—Entender que no tendremos la misma conexión con alguien siempre —ladeé la cabeza por verla ordenar la cama mientras hablamos—. Incluso si ponemos todo de nosotros, incluso si nos dejamos el alma, un alma no puede contra el tiempo y los cambios.

—¿Sabes cómo dicen que las personas son pasajeras? —exclamó desde el baño—. Las conexiones también, incluso aunque tengas a una persona la vida entera, hay momentos donde no será nada parecido al inicio, donde parecerá que esa chispa se perdió —salió de este con el cabello recogido—. Eso es normal.

Estiré el cuello, elevé mi cabeza. Por alguna razón no tenía ánimos de levantarme.

—¿Sentiste eso conmigo alguna vez?

—No.

—¿Entonces?

—Quizás eres la excepción. No sería raro, eres mi excepción para todo —extendió su brazo, me dio una mano y pasó un guante de cocina—. ¿Tienes hambre?

Si ellas quisieranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora