Él apareció ante mí, disfrazado de un ángel salvador, susurrandome al oído todas las cosas que mi conciencia intranquila deseaba escuchar. Logró brindarle seguridad a una niña de catorce años, desesperada por seguridad en un mundo tan peligroso.
Me aferré tanto a él, que incluso yo me asusté.
—"Ven conmigo. Prometo cuidarte y protegerte como mereces, pequeña" — Me dijo en un tono melódico y firme, provocando que ni por un segundo dude en tomar su mano.
Un apuesto general imperial, de veinticinco años, proponiendo algo tan bonito, tan prometedor.., fue la salida más fácil que creí tomar.
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Sus ojos fijos en los de él de manera desafiante, casi obteniendo la misma intensidad que su falso Rey. Casi. Su desafío no valía nada ahora que el hombre de mirada rojiza la tenía a su merced, como el ser vulnerable que cruzó por su camino aquel día en el pobre pueblo.
—¿Desea que lo bese, mi Rey? —inquirió, en un falso tono sumiso, sin embargo, aunque vio a través de ella, al hombre no le importó, todo lo que deseaba eran sus labios sobre los de él.
Estaba hipnotizado por ella. Cualquiera pensaría que era imposible que un demonio de su calibre haya sentido tal cosa como el llamado; "amor". Pero era más profundo, más oscuro, él mismo explicó que no se trataba de amor, era un sentimiento mucho más inexplicable que lo mantenía unido a aquella sierva.
—Solo por un escaso momento, quiero que me beses como lo hacías cuando creías que éramos perfectos el uno del otro. — La reacción de la sierva fue instintiva, su mirada dolida fue inevitable —. Empiezo a olvidar el sentimiento que generaba sentirse amado por ti —confesó cuando sus ojos carmesí demostraron soledad.
Kagome lo miró fijamente, notando esa expresión que le hizo bajar la mirada, apretando los puños por la impotencia que recorrió sus venas al oírlo decir esas palabras tan cargadas de emociones, aquellas que ella consideró vacías.
—Eres tan malditamente cruel, Yako. Te detesto tanto. — Salió su voz de manera temblorosa, como si decir eso aún doliera.
Él se aferró a su cuerpo, como si el simple pensamiento de soltarla provocara que lo abandonara. La tenía asegurada, su amenaza removió algo en el interior de la sierva, y aún así, sintió que se quedaría solo en cualquier momento.
—¿Eres capaz de cumplir mi petición? ¿O tendré que obligarte? ― Aunque ella no lo mirara, él le insistió con la mirada.
Aquella mirada rojiza que ella no pudo enfrentar. Eran tan hermosos, incluso con la maldad en ellos.
—¿Cómo pretendes que te besé como si te amara cuando eres así de inestable? ― Golpeó su pecho con el puño, sus dientes apretados hasta tensar la mandíbula, pero una mano acarició con extrema suavidad su mejilla, tomándola desprevenida.
—Ya te dije la manera en la que me siento contigo. Soy honesto, mi pequeña esposa. ― Fue la respuesta a su comportamiento, tan vacía que deseó ahogar su propia cabeza. Sin embargo, jamás sería capaz de decirle lo que su mente realmente tenía para ofrecer ―. Tu querido Rey comienza a volverse inquieto, si me haces esperar, tendré que reprimir su alma un poco más. ― Optó por cambiar de tema antes de que todo se profundice. Él perdería el control si es así.
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La sirvienta del Rey |Sesshome|
FanfictionNo era más que una sirvienta en el Palacio real, sin embargo, luego de servir en el baile anual que ofrece el reino para todos los nobles, su vida cambia cuando el Rey la convierte en su sierva personal cuando rumores recorren los pasillos del casti...