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Omnisciente

México se veía renovado, tenía una sonrisa de oreja a oreja mientras que Colombia una cara de muerto viviente.

Las dos semanas habían pasado rápido y aunque el colombiano había terminado solo un 79% de todo su trabajo, ONU decidió no decir nada.

Le tuvo lástima.

–Dios, me quiero morir– se lamentó mientras veía videos de los estragos que estaba causando el invierno en Antioquia y sus alrededores.

Vías cerradas, derrumbes, inundaciones, damnificados, tenía que hacer un informe de todo y presentarlo a la ONU para que demostrara lo que estaba pasando en el país.

–No te puedes morir bebé, me quedaré solo– aunque México y Colombia nunca hablaron de formalizar, el mexicano ya pensaba que eran más que amigos. Y el colombiano pensaba igual.

–¿Puedes largarte de una vez? Me estresas aún más– gruñó mientras apoyaba su cabeza contra su escritorio nuevo.

Si, escritorio nuevo. Después de lo que pasó en la oficina tuvo que hacer una limpieza extrema y cambiar su escritorio ya que una de sus patas se había roto.

El mexicano no dejaba solo ni un momento al colombiano, le gustaba estar con él y hacerlo enojar. Había 'dejado' su trabajo de country para pasar todo su tiempo con el menor.

–No– se sirvió una copa de vino mientras veía de reojo algunos periódicos y papeles que tenía el colombiano en su mesa.

Colombia suspiró sabiendo que lo mejor era dejar de responder sus preguntas y seguir en su trabajo. Comenzó a escribir con su lapicero en hojas de block.

'¿Qué debería hacer?

A) Irme a mi casa y olvidarme de quién soy, dónde estoy y que estoy haciendo.
B) Comer un poco de frijoles.
C) A)
D) Terminar de verme todas las temporadas de Big Mouth.
E) Llorar.'

–¿Necesitas ayuda?– sonrió ya un poco borracho.

–Duérmete carajo– arrugó la hoja y la tiró al cesto de la basura. Comenzando a escribir su reporte. Intentando seguir la regla 'APA' que le partía el culo.

El mexicano dejó la copa a un lado mientras se recostaba en su silla y cerraba sus ojos, en cuestión de minutos se quedó dormido.

Colombia aprovechó el sueño del mayor para adelantar la mayor parte de su trabajo. Sabía que apenas despertara volvería a hacerle la vida imposible.

()

–¡Ugh!– chilló sintiendo una punzada en su espalda mientras sostenía una pila de papeles, apenas llegara a su casa le mandaría mil mensajes de odio a México.

–¿Colombia? Cómo estás– sonrió la ONU como si semanas antes no hubiera hecho que el colombiano sufriera un colapso mental y sus ataques de ansiedad aumentaron.

–Bien, bien, supongo– sonrió un poco sudado. Se había ido antes que el mexicano despertara y suponía que apenas este lo hiciera lo odiaría mil veces más. –Esto es para ti– le entregó los papeles.

–Ah, gracias– sostuvo los papeles con una sonrisa. –Ven, necesito hablarte de tus descansos– la ONU también velaba por la integridad de los countrys, aunque no era mucho lo que hacía por ellos.

Colombia suspiró, ¿le agregaría más descansos? ¿Le quitaría? No lo sabía pero de igual manera su corazón latía rápidamente al recordar cómo había pasado aquellas semanas.

¿Lo peor? Se estaba volviendo adicto a las pastillas que el doctor le recetaba para los dolores de cabeza o inicios de ansiedad. Aunque no sintiera dolor o ansiedad se tomaba una pastilla o más 'por si acaso'.

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