◆FAMILIA AL INSTANTE◆

◆єℓ єgσίѕтα ¢σмραятιєη∂σ υη ѕє¢яєтσ◆

⚠Lenguaje soez: Lenguaje soez: palabras obscenas, groserías, insultos, referencias sexuales o frases con intensión de ofender.⚠

⚠Capítulo largo⚠

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Miedo, angustia, terror y sufrimiento, son los sentimientos que ambos, tanto Emilio como Joaquín, tuvieron que soportar durante el tiempo en el que sus hijos estuvieron lejos de ellos.

No sabían si estaban bien, no sabían el porqué se los habían quitado y mucho menos sabían cuando se iba a terminar tal tortura.

Afortunadamente, ambos niños, ahora están dormidos junto a ellos. Sus respiraciones son tranquilas, pequeñas sonrisas se asoman en sus rostros. Eduardo se aferra al pecho de Emilio; mientras Axel al pecho de Joaquín.

Ambos adultos se miran y se sonríen. Con mucho cuidado de no despertar a los menores, se levantan y se dirigen a la cocina. Quieren preparar un buen desayuno para los niños.

-Espera, ven aquí- llama Emilio al castaño antes de que se ponga a preparar todo.

-¿Qué pasa?

-No me has dado mi beso de buenos días- forma un puchero y toma a Joaquín por la cintura.

Joaquín suelta una risita y se levanta de puntitas para poder besar los labios de Emilio. Rodea el cuello del mayor con sus brazos y deja que el rizado baje su mano al inicio de sus glúteos.

-Hey- lo detiene antes de que se comience a intensificar la situación. Ríe y guía las manos de Emilio de vuelta a su cintura -ahora no, debes esperar.

-Pero no quiero esperar- se queja acercandose más al castaño -me encantas y me torturas con tanta sensualidad que tienes.

-Eso no es mi culpa, tú-...

-Si es tu culpa- interrumpe ganándose un pequeño golpe por parte del castaño -. Auch, ya, ya, está bien.

-Tú tienes que tener tranquilas a tus hormonas- sentencia riéndose ante los gestos de inconformidad por parte de Emilio -ahora ayudame a preparar el desayuno.

-Pero dame otro beso- pide con un puchero en sus labios -hace mucho que no nos besamos como antes. Después de lo de los niños nos alejamos mucho, pero ya estamos juntos otra vez, dame un beso

Joaquín analiza las palabras de su esposo. Es verdad, ellos se alejaron un poco, ya no había besos sorpresa entre ellos, miradas coquetas, sonrisas traviesas, caricias, ni siquiera ese toquesito en la nariz que el rizado solía darle. La preocupación había hecho que se olvidarán de todo eso.

-Tienes razón, hace mucho no hacemos eso- murmura acercándose a los labios del rizado para depositar un suave beso.

Ambos cierran los ojos en el instante en el que su labios se rozan, la suavidad de los contrarios es exquisita, ya les hacía falta; hacen movimientos lentos, delicados. La ya famosa sonrisa vuelve a hacer acto de presencia en medio del beso. Emilio da unos cuantos pasos hacia atrás para recargarse en un asiento alto de la barra de la cocina.

-¿Tan rápido te cansaste?- pregunta Joaquín con una sonrisa. Termina el beso, pero no se aleja de Emilio.

-Bueno, no ayuda el haber dormido en el piso con un niño encima- ambos rien, pues Emilio realmente había dormido en una mala posición -y eres más pequeño que yo, no puedo agracharme ahora. Afortunadamente para ti, existe una solución.

-¿Ah, si?, ¿Cuál?- pregunta coqueto.

Emilio no responde, simplemente toma a Joaquín por la cintura y lo levanta en el aire para girar con él y sentarlo en los asientos altos. Joaquín ríe al ver que ahora está justo a la altura de Emilio.