Capítulo 2

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"Prometo amar de nuevo, prometo intentar..."

6 años antes

El cancer de Karla, fue algo repentino, como cualquiera de esos casos; no muestran indicios.
La persona puede llevar una vida normal, mientras eso se expande dentro de ella sin previo aviso.

Había sido durante los primeros meses desde del nacimiento de Diego.
El doctor había dicho que el sentirse débil después de un parto complicado era lo usual, que con descanso y buena alimentación comenzaría a revitalizarse, ¿Pero después de meses?
Fue entonces con un chequeo rutinario en el ginecólogo.
Hubo una inquietud por parte del doctor, pues logró sentir un pequeño bulto en uno de sus pechos durante la revisión física.

Los estudios no se hicieron esperar, confirmando su mayor miedo.
Aún si tuvieran aquellos análisis frente a ellos, creía que se trataba de una pesadilla, algo incomprensible para los padres que comenzaban a serlo.
Karla no había mostrado algún síntoma además de episodios de debilidad, ella lo atribuyó a su falta de condición o falta de descanso.
Lactó sin ninguna molestia, le cantaba a su bebé, bailaba con su esposo en aquellos días malos, buenos y ahogadores.
Y es que seguían sin saber la procedencia de algo tan malo.

Karla tenía cancer.

Cada vez se mostraba aún más débil, lo único reconfortante para ella era él tener a su bebé en brazos, como si fuera su única fuente de energía. Lamentablemente su golpe de realidad siguió con grandes espasmos.

Fue forzada a dejar su vida a lado de su hijo. Tenía miedo de siquiera cargarlo y soltarlo por accidente, pues sentía cada vez más débiles sus brazos, sus piernas.
A causa de las quimioterapias, comenzó a ver su cabello mucho más delgado que antes.

Guillermo la tomaba por una mujer fuerte, aún podía ver a la mujer que tanto amaba y no perdía la esperanza en que el tratamiento le ayudara.

A los 7 meses de Diego, el pequeño se mostraba muy a lo contrario de su madre en energía. Ya podía sentarse, reír fuerte y suave, sostenía con fuerza su sonaja, Memo podría jurar que podía ser consiente de la situación. Por qué en cuanto Karla llegaba de un día lleno de medicamentos, abrumada de gente que trabajaba sin parar junto a ella y sobre todo de las falsas ilusiones de una buena recuperación; Diego se convertía en uno de los bebés más pacientes, lloraba lo menos posible, dormía rápido al estar en brazos de su padre, aún si llegaba a preferir mil veces los de su madre.

Solo se trataba en tiempos de reposo en cama cuando podía abrazarlo con la intención de que no olvidara su calor, el poco que aún podía brindarle.
Leía un pequeño cuento y eran ambos en caer rendidos al sueño.

Fue la última visita a cancerología, que Guillermo pudo presenciar el derrumbe por completo de su mujer. Karla por fin decidió dar por terminado su último día de tratamiento. Salían grandes lágrimas de sus ojos y pequeños sollozos.

Ya dentro del auto, frente al hospital donde todos habían sido pacientes con ella, donde sus padres, amigos e incluso unos cuantos enfermeros habían servido, no solo como alguien más en quien confiar sus brazos a su bebé, sino también un apoyo.
Pero el seguir con esto simplemente le hacía imaginar una cuenta regresiva del tiempo que le quedaba.

Su esposo; quien estuvo con ella en todo proceso y estudio, quien seguía recordándole lo hermosa que era, quién aún bailaba con ella en los pocos días felices, siquiera los pocos que tenía, y quien la escuchaba en cada una de las historias que ya no se sentía capaz de contar en sus escritos.

Guillermo había pedido cierto tiempo en su trabajo, los malabares que hacía entre la casa, el bebé, el hospital y demás, causó la entrada de Andrés, quien no dudó ni un segundo en ser una mano de ayuda con el trabajo.
Su jefe, en ese entonces, por un tiempo comprendió su situación y sus prioridades, mas no sabía cuánto tiempo tendría esa suerte.

Mi pequeño Versalles || Guillermo Ochoa x Lionel MessiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora