El joven apático, que no le importaría traicionar a su más fiel compañero con tal de sobrevivir, es corrompido por una chica.
Yoritoki Nozomi, quien es todo lo contrario a él, lo hace despertar nuevos sentimientos sin siquiera percartarse puesto qu...
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𝗡𝗼𝘇𝗼𝗺𝗶.
Seguimos observando sin comprender a las pantallas. No entendíamos a qué juego se refería. Después de unos segundos, las letras cambiaron acompañado de un pequeño sonido.
"Ingreso a la arena de juego por aquí" ➞
Todas miramos hacía el lado señalado. Nos percatamos de inmediato de unas luces que iluminaban un lugar algo lejano.
—¿Habrá alguien ahí? —preguntó Etsumi.
-—Lo más seguro —respondí—. Vamos.
Asintieron y comenzamos a correr hacía allá ya que, por obvias razones, no había ningún tipo de transporte. Me di cuenta de lo mucho que me faltaba hacer ejercicio luego de cansarme muy fácilmente. Antes tomaba clases de box, pero después de mudanza decidí dejarlas.
Recorrimos muchas calles antes de poder estar frente al lugar iluminado. Era un estacionamiento subterráneo.
Algo me daba mala espina, pero decidí ignorarlo. Nos adentramos con cautela y apreciamos como el lugar estaba completamente vacío. Nuestra vista paró en el único carro que se hallaba ahí, y es que alado de él había... personas. De inmediato intercambié miradas de alivió con mis amigas y corrimos hacía ellas.
—No saben lo feliz que estamos de encontrarlos, ¿ustedes saben lo que está sucediendo? —dije al acercarme lo suficiente como para que me escucharan.
Cada uno de ellos poseía un celular que miraban muy concentrados, apenas si apartaron la vista después de mis palabras. Ellos no parecían muy emocionados por vernos como nosotras. Esperé una respuesta pero la mayoría bajó la mirada, sin ánimos. Logré notar, en los ojos de todos un sentimiento de... ¿lástima?
—Acaban de llegar, ¿no? —preguntó una voz masculina detrás de nosotras.
Nos giramos a verlo. Era un joven de cabello corto y castaño oscuro, vestía una camisa azul. Caminó hasta quedar enfrente del coche. Hasta ese momento notamos los celulares que se encontraban arriba del capó, también habían ocho pulseras, la mitad eran de color negro y la otra mitad de color blanco. Él agarró un teléfono y este se prendió de inmediato iluminando su rostro. Una voz desconocida empezó a hablar.
"Favor de esperar que el juego de inicio. Por el momento, el número de participantes son 5. Un minuto para el cierre de registros".
—Más vale que se apresuren —El chico sonrió de lado.
Nos acercamos al coche y con algo de inseguridad tomamos los celulares que restaban. Al igual que el del chico, se encendieron solos.
