Entro lentamente a la bañera, haciendo una mueca de dolor al avanzar. Todo mi cuerpo está adolorido.
Me tomé el resto del día libre. Después de que Lisa me dejara en aquella clase, no pude encontrar fuerzas ni valor para levantarme durante lo que me pareció una eternidad. Todo me dolía, cada respiración que hacía y, sobre todo, cada músculo que movía una vez que finalmente me obligué a levantarme antes de que alguien me encontrara. No podía decirles nada si me veían. Lo mejor que podía hacer era alejarme de la vista de todos, y así fue como acabé en la bañera.
Todo el mundo está teniendo clases ahora mismo, y no es como si alguien pudiera verme de todos modos si entraran en el baño. Estoy a salvo, por ahora.
Pensé que un baño me ayudaría, pensé que de alguna manera reduciría el dolor de mi cuerpo, pero pronto me equivoqué.
Permanezco en la bañera durante media hora hasta que finalmente me doy por vencida y me doy cuenta de que solo el tiempo, y no un estúpido baño, curará mi cuerpo de la brutal paliza de Lisa.
Me tomo mi tiempo para secarme con la toalla y, aunque se supone que el material es muy suave, me resulta áspero. Me aseguro de que soy la única en el cuarto de baño antes de salir al exterior. Me miro en el espejo y hago una mueca. Aunque Lisa me ha dejado la mayor parte de la cara intacta, tengo una mancha oscura en el pómulo izquierdo que sé que me va a dejar un buen moretón.
A pesar de lo ocurrido esta mañana, me encuentro caminando hacia el lugar que más temo: mi antiguo dormitorio. La sola idea de entrar allí me hace querer correr lo más lejos posible, pero es el único lugar donde sé que estaré completamente a salvo de las miradas de todo el mundo. He tenido la suerte de poder colarme en mi nuevo dormitorio sin ser vista para tomar ropa nueva antes del baño, pero sé que cualquier persona en su sano juicio podría ver que no estoy bien. Y nadie puede saber lo que ha pasado esta mañana, porque nadie puede saber lo de Lisa.
Suspirando, abro y empujo la maldita puerta. Está exactamente igual que cuando la dejé ayer, sencilla, aburrida. No es que esperara que cambiara de la noche a la mañana. Tampoco es que deba ya importarme. Lo único que sé es que estoy completamente sola, y eso es lo único que debe importar en este momento. Ahora mismo no necesito a nadie más. Están pasando demasiadas cosas en mi vida por el momento, y estoy agotada y asustada. Pensé que sobrevivir a la universidad sería mi mayor lucha. Pero sobrevivir con Lisa, ha demostrado ser mucho más complicado, y peligroso. Es una psicópata, un peligro para la sociedad, un peligro para mí. Y odio no poder hacer nada para cambiarlo. No sin poner en peligro a mis seres queridos, y eso nunca lo haré. Ni ahora ni nunca. Si tengo que jugar con las reglas de Lisa para mantener a salvo a mi familia y amigos, eso es lo que haré. Es todo lo que puedo hacer.
De repente se me escapa un bostezo y me doy cuenta de que estoy completa y totalmente agotada, aunque sea pleno día. Así que me dirijo lentamente hacia mi antigua cama.
Me tumbo y cierro los ojos, pensando que solo voy a descansar unos minutos, pero no tardo en quedarme dormida...
[...]
Me despierta el ruido de una puerta que se cierra bruscamente. No sé cuánto tiempo estuve dormida, pero al abrir los ojos veo que el cielo empieza a oscurecer y entonces, me doy cuenta de que Lisa acaba de volver.
Mis ojos se dirigen hacia ella, solo para notar que ya me está mirando fijamente.
—Estás aquí. —dice un poco sorprendida.
—Lo estoy. —respondo dócilmente, y empiezo a juguetear con las manos.
—No esperaba que ya estuvieras aquí. —da unos pasos hacia mí e instintivamente retrocedo, aunque la pared está justo detrás de mí.
—Sí, bueno, ya lo ves... —me detengo, evitando su mirada.
—¿Has comido? Son casi las ocho.
Sacudo la cabeza.
—No tengo hambre.
Lisa se burla, negando con la cabeza.
—No me jodas Roseanne. Ya te has saltado la comida, y ahora piensas saltarte la cena.
Me encojo de hombros ante sus palabras, no estoy de humor para mantener ninguna conversación con ella.
Se acerca aún más a mí y, como sigo negándome a mirarle, me agarra del brazo y tira bruscamente de mí para ponerme en pie. Grito de dolor cuando mi magullado cuerpo protesta contra el repentino movimiento, pero a Lisa no parece importarle. Intenta tirar de mí hacia la puerta, pero, de algún modo, encuentro la fuerza y el valor para plantarle cara. Tengo que morderme el labio para no gritar de dolor mientras fuerzo mi cuerpo a detenerse bruscamente, y ella se gira rápidamente y me mira divertida.
—¿Qué? ¿Te duele? —escupe, mientras me agarra con más fuerza el brazo —No seas exagerada. Vamos a cenar.
—No quiero salir. —digo mientras mis ojos se vuelven brillantes.
—Bueno, no me importa. —vuelve a tirar de mí.
—¡En serio no puedo! —le corto, con el corazón latiéndome con fuerza en el pecho —No puedo seguir actuando...ahora mismo no. Me duele demasiado. Me duele todo.
Lisa me lanza una mirada larga y dura antes de acabar burlándose y pasándose los dedos por el cabello con la mano libre.
—Bien. Pero debes saber que todo es culpa tuya. Tú creaste el problema y tú también tienes que arreglarlo.
—¿Q-qué? —mis ojos se abren de par en par al escucharla.
—Ya me has oído. —me dice con severidad mientras me suelta el brazo.
—Pero no puedo hacer nada... —digo despacio, con la voz apenas por encima de un susurro.
—Ese es tu problema. —responde sin emoción alguna en su voz —Más te vale resolverlo antes que yo lo haga...y te advierto que no soy una persona paciente. Aunque, ya deberías saberlo ¿no?
Abro la boca para decir algo, pero ninguna palabra aparece en mi mente y la vuelvo a cerrar derrotada.
Ella tampoco dice nada, me suelta el brazo y pasa a mi lado para tumbarse en su cama.
Le sigo con la mirada, y no puedo evitar preguntarme cómo alguien como Lisa, alguien que parece tan inocente, puede ser una asesina sin corazón. El pensar en lo que ella es capaz, el pensar en que es una asesina, hace que se me retuerza el estómago de miedo.
¿Cómo demonios voy a salir de esto?
Lisa me mira y me hace señas para que me acerque, pero de un momento a otro parece como si estuviera pegada a mi sitio. No puedo moverme, aunque lo intento.
No puedo hacerlo. No puedo hacerlo ¡No puedo hacerlo!
—¿Roseanne? —me pregunta, con una pizca de fastidio en la voz cuando me niego a mirarle.
Tengo la sensación de que las paredes se cierran sobre mí y de repente me cuesta muchísimo respirar. Empiezo a hiperventilar, el miedo se apodera de mi cuerpo. Creo que estoy a punto de tener un ataque de pánico, pero no estoy segura, no lo he tenido antes.
Escucho que Lisa me llama de nuevo, pero todos los sonidos se funden en un gran desorden, y de lo único que soy consciente es de la falta de aire en mis pulmones y del miedo que recorre cada vena de mi cuerpo. Mis rodillas ceden de repente y siento que caigo al suelo, pero no tengo tiempo de darme cuenta antes de que la oscuridad me consuma...

ESTÁS LEYENDO
WICKED GAME (ROSÉ)
Misterio / SuspensoTodo comenzó con un aparentemente inocente juego de Verdad o Reto en una fiesta de la fraternidad. Pero pronto se convirtió en un aterrador juego de vida o muerte...justo cuando alguien puso sus ojos en ella. •ADAPTACIÓN• Todos los créditos al autor...