S E I S

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( 006 . "Primera pequeña interacción" )

 "Primera pequeña interacción" )

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─¡Nooo! Míralo bien. Primero pasas el hilo por aquí, luego lo unes con éste, haces un nudo, lo jalas, y listo... No está tan difícil.

Luna miró a Tanhí con una ceja alzada mientras ella hacía todos los pasos con paciencia. En un instante, la menor ya había hecho una hermosa pulsera con hermosas y llamativas caracolas, la cual iba a regalar a su nueva amiga, Tuktirey, la menor de la familia que recién había llegado del bosque de Pandora. La niña y ella habían congeniado tan bien que era como si se conocieran de toda la vida.

Pero Luna podía ser de todo... Menos delicada.

Al menos no tanto.

Se frustraba fácilmente.

─No sé cómo hacerlo. Siempre se rompe el hilo ─le dijo, causando que Tanhí la mirara mientras soltaba una risa.

─¡Es que eres muy brusca! Tienes que ser delicada o sino, obviamente, el hilo se va a romper.

─Ya. Deja, lo intento otra vez.

El dúo de hermanas estaban en su lección de artesanía ocasional, la cual era muy importante para la tribu. La misma ayudaba a todos, sin importar la edad ni el género, a conectar con cualidades ligadas a Eywa. Claro, la mayoría de los Artikuyen, a diferencia de los demás pueblos en Pandora, no eran los más delicados. Así que, con esa lección conocían la paciencia, la delicadeza, la paz, y la importancia de quiénes se dedicaban a eso. Sin los artesanos, que usaban técnicas más complejas, probablemente no tendrían sus ropajes. La mayoría de los que quedaban eran na'vis mayores y ancianos, pues los más jóvenes habían sido llamados por Eywa en la guerra. Les debían mucho, y se los agradecían cada vez que les rendían tributo.

Kailany les había dado a todas las jóvenes electas el día libre para hacer lo que quisieran; descansar, explorar, hacer otras actividades, compartir con sus familias y hermanos espirituales... Luna estaba muy contenta por ello, de hecho.

Ese día se había levantado con muchas ganas de salir a explorar. Aquel excelente ánimo se lo atribuyó a su encuentro con gran madre la noche anterior, aunque su cabeza doliera las veces que pensaba sobre lo que había sucedido entonces. Ansiaba respuestas sobre muchas cosas, pero también tenía un poco de miedo por lo que le responderían.

La noche anterior había tenido un sueño confuso. La incluía a ella, a Kitay, al chico de la familia Sully y su hermana. La mayor, no la más pequeña.

Kitay y ella estaban en un lugar extraño, metálico y encerrado. No recordaba muchas cosas, pero sí lo que sintió. Podía recordar el miedo a la posibilidad de no salir de ahí, el miedo a los gritos de su hermano que escuchaba y no sabía de dónde provenían. La desesperación al no poder hacer nada para contener la chispa de su fuerza, y la tristeza profunda al perder a alguien que se había hecho sumamente especial en su vida. Lo único que pudo ver antes de cerrar y abrir sus ojos, fue el hermoso color amarillo que resplandecían con lágrimas... Y luego ya no.

DIASPORA (neteyam sully) BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora