Cuentos de dos dragones rotos | Aegon II x Rhaenyra

Veneno Favorito.

Severamente inspirado en sus versiones del libro Fuego y Sangre pero también mezclé cosas de la serie porque no sé lo que hago jsjs.

...

« Mucho antes de que ningún hombre tuviera motivo para dudar de su inocencia, la selección de un cónyuge adecuado para Rhaenyra inquietaba al rey Viserys y a su consejo. 

Grandes señores y bizarros caballeros revoloteaban en torno a ella como polillas en torno a la llama, anhelando hacerse con sus favores. »

« La reina Alicent tenía su propio candidato: su hijo mayor, el príncipe
Aegon, hermano paterno de Rhaenyra; pero era diez años menor que la princesa y, para colmo, jamás se habían llevado bien. »

.

Todo inició cuando el príncipe cumplió los dos años, era la joven cría más ruidosa del reino, sus llantos aterrorizaban los oídos hasta de su propia madre y llegaba a ser muy difícil tranquilizarlo.

La princesa Rhaenyra, de en ese entonces doce años de edad, se ofreció a llevarlo por un paseo acompañada de su fiel caballero Ser Criston Cole.

Aegon lloró más fuerte en el momento en el que Rhaenyra lo tomó en sus brazos y la reina Alicent lució preocupada.

──Tal vez sea demasiado trabajo para ti, mi niña. ──le dijo con una falsa sonrisa de amabilidad. Apenas toleraba a esa mocosa.

──Es mi hermano ¿no le parece bien a la reina que busque estrechar nuestros lazos y dar brote a una amistad con el hijo de mi padre? ──insistió la princesa, una sonrisa inocente en sus labios, una mirada juguetona y traviesa en su rostro.

Princesa malcriada insoportable.

──Me parece una idea magnífica. ──concordó Viserys, para sufrimiento de Alicent. ──De este modo, sé que pronto Rhaenyra se convertirá en la persona favorita de Aegon y tal vez tener a un ángel como ella le hará bien a su llanto agotador.

A la pobre reina no le quedó otra opción que acceder.

.

La pequeña Rhaenyra amaba jugar y realizar travesuras con Ser Criston Cole, estaba perdidamente enamorada de él a pesar de la gran diferencia de edad que se llevaban.

Pero en ese momento, sus travesuras tenían otro objetivo.

En un descuido del caballero, la princesa escapó de su vista llevándose a Aegon en sus brazos para poder cumplir su plan infantil.

No era ninguna maldad, simplemente planeaba esconderlo en lo más profundo del bosque y dejarlo allí.

Tal vez los espíritus del bosque lo acojerían y se lo llevarían bendiciéndolo.

Y si Aegon volvía a casa por su cuenta en cierta forma milagrosa, ya sería un hombre cambiado.

Un bebé cambiado.

Uno menos llorón e insoportable.

Como si pudiera percibir sus verdaderas intenciones, el bebé abofeteó a la princesa con una de sus manos gordecitas provocándole un jadeo de sorpresa y enojo.

Luego volvió a abofetearla otra vez, y riendo. 

Rhaenyra ardía de la ira y se sentía ofendida, no dudó en darle una nalgada.

Eso bastó.

El príncipe lloró dramáticamente, la princesa le pellizcó las mejillas con mucha fuerza para hacerlo callar.