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| Regina |
Me encontraba un tanto nerviosa pero feliz al mismo tiempo, hoy era la boda de la prima de Reg; Narcisa, la primera vez que la conocí me pareció una chica demasiado hermosa, esos malditos genes Black si que eran asombrosos, ella era un año mayor a Pandora, por lo que solo la llegue a ver una que otra vez entre los pasillos sin embargo, aquella noche de su compromiso me pareció de lo más amable. De hecho era la más amable de las hermanas Black, eso sin contar a su otra hermana.
— ¿Estas lista? — pregunto Reg.
— Por supuesto, ¿Estás emocionado? — pregunté — puedo sentir tu pulso — expliqué mientras elevaba mi mano mostrando el anillo.
— Narcisa es como una hermana para mi, claro que estoy emocionado, aunque creo que en nuestra boda moriría de los nervios — supongo que no lo dijo con segundas intenciones ya que al decir eso último lo mencionó con tanta tranquilidad.
Casi tanta que yo me estaba muriendo de nervios y emoción por si quiera imaginar que el nos veía un futuro bastante amplio.
— ¿Que pasa corazón? — preguntó cuando no me moví de ahí.
— Reg, ¿en serio nos ves juntos a futuro? — traté de sonar lo más tranquila posible.
— Oh yo... — se puso un poco nervioso — claro que si, ¿te incomoda? — se rascó la nuca.
— No, no solo que me da miedo hacerme ilusiones, tú sabes, por tu familia — se quedó pensando algo pero tan pronto como lo hizo reaccionó.
— Se que mis padres lo aceptaran— sonrió.
Y con eso último continuamos caminando hacia la recepción de la boda. Era un jardín preciosismo, tenía jardines llenos de rosas blancas y con pasillos extensos.
La ceremonia concluyó demasiado rápido, fue breve pero objetiva, era la primera vez que asistía a una boda, o al menos una entre gente sangre pura, odiaba ese término el simple hecho de imaginar que solo se interesaran por mi por esa razón la odiaba. Sabía que tenía que explicarle esa parte a Reg, en el fondo sabía que el lo sabía, pero quería contarle toda mi historia o al menos lo más importante.
— Oye Reg, ¿Que te parece si... — ni siquiera alcancé a terminar de hablar cuando sentí un escalofrío.
— ¿Estas bien? ¿Quieres sentarte? — pregunto este rápidamente.
Asentí y mientras me llevaba a sentar a el salón más cercano se escucharon algunos murmullos mientras trataba de recomponerme, de un momento a otro Reg trajo un vaso con agua para mi.
