Capitulo. 90

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Quien iba a imaginar que aquella noche en que despedí a mis hermanos y me fui tranquilamente a dormir con la idea de haberme escapado de un evento social al que no me apetecía en lo absoluto asistir... Terminaría llevándome a un punto de mi vida que me hacía sentir como si me tambalease en un risco constantemente. En algunos momentos incluso llegue a pensar que de haberme casado con el tonto de Bill me hubiese librado de muchos malestares... Cuanto extrañaba a Lila y Elizabeth y cuanto deseaba que mis hermanos pudiesen tener una vida llena de sonrisas y no estar atrapados en medio de un conflicto que no les correspondía. Había tantas cosas que quería hacer, tantos sueños que no había podido cumplir, tantas conversaciones que permanecían atoradas en mi garganta... Y tan solo podía sentir que el tiempo se me agotaba. Como si en cualquier momento Abraham fuese a saltar de entre los matorrales dispuesto a acabar con mi vida, o quizás Andrew y sus palabras terminarían por destruir mi corazón...

Que tonta era al exagerar de ese modo una situación que ya era lo suficientemente mala.

Cansada de tan largo día quise cerrar mis ojos, pero sabía que no era buena idea pues el estar a la intemperie podía traerme incluso más problemas que el descansar en una cómoda cama dentro de la mansión. Los truenos resonaban uno tras otro y el frio de la inusual tormenta que se había desatado, golpeaba mi rostro con fuerza... Irónicamente era el viento helado lo único que conseguía calmar levemente mis pensamientos.

— Debería entrar, a ese paso podría enfermarse... — Escuché la voz de clara a mis espaldas.

Refugiada bajo la cornisa podía sentir como las heladas gotas de lluvia salpicaban mis pies desnudos, una gruesa manta calló sobre mis hombros haciéndome sonreír levemente, Clara era un ángel. Ante mi silencio la chica regresó dentro de la cocina, sabía que no se marcharía hasta que yo decidiese hacerlo y en cierto modo me hacía sentir mal, pues no era la primera vez que se desvelaba por mi culpa a pesar de tener un trabajo tan exigente. Pero, aunque pudiese, no quería simplemente irme a dormir, pues sabía que mis pensamientos me perseguirían incluso en mis sueños.

Su mirada volvía a mi cabeza una y otra vez, los recuerdos me enloquecían y tan solo podía desear que se fuesen junto a los ríos que formaba la lluvia sobre el césped. ¿Por qué me hacía algo así? Declararse de esa forma después de todo lo que había sucedido...

— Los hombres son unos brutos. — Escuché murmurar a Clara.

— Y que lo digas... Llegan como corderos esponjosos y adorables, y luego se trasforman en lobos de colmillos filosos que hacen daño. — Me quejé harta de guardar las apariencias.

— Pero no podemos vivir sin ellos... Bueno, sin Abraham si se podría vivir. — Se burló en el intento de hacerme reír, pero tan solo consiguió una sonrisa de mi parte. — ¿Sabe qué hace mucho tiempo mi antiguo empleador, un hombre parecido a él, intento propasarse conmigo? — Soltó de pronto captando mi atención. — Y cuando vine a trabajar aquí y le vi, pensé "No de nuevo" ...Me aterraba toparme con otro hombre tan horrible como mi antiguo empleador, que abusase de las personas sin importarle nada; así que me escondía en cada rincón posible para alejarme de su vista, por si acaso...

— No lo sabía Clara...

— Pero luego, apareció usted.... El día de su boda pensé "Pobre chica, su destino no puede ser más horrible" Asumí al instante que su vida no sería más que ser una esposa trofeo, relegada a un rincón, tan solo aguantando cada humillación y abuso de ese hombre; tal y como había visto a otras esposas en el pasado. — Comentó, avergonzada oculté mi rostro de ella, tenía razón. — Pero luego me tomó bajo su protección, me alejó de cualquier contacto que pudiese tener con él o con cualquier persona que pudiese hacerme daño. Me mostró una sonrisa amable y fui aprendiendo que, aunque en este mundo intenté quitarnos las riendas de nuestra vida, siempre hay formas de prevalecer. Usted me enseñó fuerza, amabilidad, astucia... — Sus palabras hicieron aletear mi corazón, nunca antes había tenido una amiga fuera de mis hermanas; pero sin duda Clara era más que eso, era mi pilar en tal desastre. — Aunque algunas veces puede ser algo ingenua. — Se burló haciéndome reír.

Jeune fille indomptableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora