— ¿Qué está pasando?
El leve murmuro de mi hermano me alertó, sin embargo estaba tan agobiado que apenas y le miré. Entonces un adormilado Aiden se abrió paso en la habitación donde ya la mayoría de cosas importantes se encontraban en un bolso.
Abraham sabía sobre las pruebas y estaba seguro de que por muy errático y desquiciado que estuviese, su mente aún era lo suficientemente astuta para saber que mi existencia le perjudicaba enormemente; sin embargo, la que más me preocupaba era nuestra madre... En cuanto se enterase de la ausencia de Dalia, sabría perfectamente que ella me habría contado todo y atacaría con todo cuanto era capaz de hacernos. Pero por supuesto, no me marcharía de allí sin Naomi. Cuánto hubiese deseado poder convencerla de que escapásemos de ese lugar, pero su acuerdo la mantenía atrapada al lado de Abraham...
— ¿Qué estás haciendo, Andrew? — Repitió Aiden, mientras confuso observó los diversos papeles que había desplegado sobre mi escritorio.
Ya no podía retrasarlo más, por mucho que desease mantener aquella tranquilidad ficticia, era momento de actuar. Así que armándome de todo el valor que necesitaría, me giré y encaré a Aiden. Mi hermanito ya no era un niño inocente, no era aquel ángel puro que me había empeñado en proteger por mucho tiempo... Era un chico valiente y sumamente inteligente que había tenido la fuerza de enfrentarse a todo cuanto se le colocase en frente. Aun no podía creer que supiese sobre la muerte de nuestro padre... Hubiese deseado que de saberlo, no se hubiera enterado de ese modo tan brusco; y aun así, allí estaba, dispuesto a hacer lo que fuese por cuidar a quienes quería.
— Me estás asustando, ¿Qué sucede?
— Aiden... — ¿Cómo le explicaba todo lo que estaba sucediendo? Una parte de mi aún tenía la esperanza de poder mantener su inocencia y no asustarle con tantos problemas. — No tenemos mucho tiempo... Quiero que hagas algo por mí.
— ¿Qué está pasando? ¿Dónde está Dalia? ¿Y Naomi? ¿Les ocurrió algo? — Se apresuró él sumamente agobiado.
— Están a salvo, Dalia se ha marchado a un lugar seguro y de ahora en adelante cuidare de Naomi con mi vida. — Los ojos de mi hermano me observaron con perplejidad.
— ¿Lo resolviste? — Susurró y pude vislumbrar cómo la emoción de que finalmente estuviésemos juntos, llenaba a mi hermanito de felicidad. — ¡Finalmente! ¿Dónde está Naomi? Quiero decirle "te lo dije" — Se burló alegremente, pero lastimosamente no era momento para ello.
— Escucha, Aiden. — El simple gesto de poner mis manos sobre sus hombros, borró su sonrisa y me sentí terriblemente mal por ser el ave de mal agüero. — Ambos sabemos que el que ame a Naomi es un enorme problema en esta casa... Pero ya no podemos arrepentirnos de nuestras decisiones.
— Pienso apoyarlos en lo que sea. Quiero que sean felices juntos. — Me interrumpió él al instante. Digno de un caballero de cuentos.
— Lo sé, y por eso mismo necesito que te marches junto a los hermanos de Naomi. — Le revelé, aquello era lo único que podía hacer para mantenerle a salvó. Aiden era mi debilidad y mi madre lo sabía muy bien.
— ¿Qué? — Pero él no pareció tomárselo bien, pues su sonrisa se desvaneció en un instante y molesto se apartó de mí. — ¿Por qué intentad alejarme? Andrew, dime la verdad ¿Que está pasando?
Ocultárselo no valía la pena. Aiden era muy listo y tarde o temprano lo descubriría... Si sobrevivía a la tormenta Stephen, quería que mi hermanito confiase en mi tanto como yo confiaba en él.
— Cuando fuimos de paseo a las vías del tren, aproveche para enviar a Thomas a la ciudad con todas las pruebas necesarias para encarcelar a Abraham y a nuestra madre... — Le expliqué sin perder ni un detalle. — También se lo envío a Edward y esperábamos que en pocos días viniesen a detenerlos... Pero nuestra madre se enteró de todo esto cuando les dio esos pasteles a Dalia. Lo sabe absolutamente todo y estoy seguro de que intentará hacer algo para evitarlo.
— Por eso se fue a buscar al doctor...
— Busca a alguien de confianza que pueda defenderla de cualquier "desgracia". Así que debemos ser más astutos. — Aiden volvió a mirarme con algo de recelo, sabía que tenía razón, pero aun así no le gustaba. — Escucha, necesito que los hermanos de Naomi y tú estén a salvó. Ellos no confiaran en mí, pero en ti sí. Además de ello, tú serás nuestro seguro.
Entregarle a él la responsabilidad de acabar con el reinado de terror de nuestra familia, si algo llegaba a ocurrirme... Sin duda era lo más complicado que había hecho en mi vida. Aiden era mi hermanito, y saber que podría dejarle solo... Era aterrador.
— Aiden... Se que muchas cosas pueden ocurrir ahora, el futuro es incierto y realmente desearía no romper nuestra familia de este modo. — No sabía que podía estar sintiendo él, realmente me preocupaba que nuestro drama familiar le dejaste una herida irreparable. Lo que más deseaba era ver a mi madre y Abraham tras las rejas... Pero sabía que Aiden hubiese deseado que las cosas terminasen de otro modo.
— Nuestra familia se rompió hace mucho... Nada de esto es tu culpa. — Espetó él visiblemente afectado. — Papá estaría orgulloso, porque la venganza ya no es tu impulso. — Sonrió entonces y supe que estaría bien. — Haré lo que necesites, Andrew.
Un poco más tranquilo y sin perder tiempo tomé aquel bolso que contenía todo cuanto me importaba en el mundo y se lo entregué, jamás tendría el valor de decírselo directamente... Pero si algo llegaba a ocurrirme, Aiden tendría su vida asegurada lejos de nuestra madre y Abraham. Quizás era una locura, pero gracias a Roland había conseguido crear una emancipación falsa, pero lo suficientemente creíble como para que mi hermanito pudiese comenzar una nueva vida bajo el cuidado de Edward, donde quiera que estuviese...
Me negaba rotundamente a dejar este mundo sabiendo que Aiden podría repetir la historia de Abraham a manos de nuestra madre.
En silencio y aguantándome el molesto nudo que se formó en mi garganta, le vi colocarse el bolso mientras rogaba porque todo salirse bien.
— Anda, corre a tu habitación. Toma tus pertenencias y luego ve a los establos... Thomas te llevará a un lugar seguro. Cualquier cosa que necesites, puedes pedírsela y te encargo a ti el tranquilizar a los hermanos de Naomi y evitar que vuelvan a la mansión. — Le alenté forzando una sonrisa. — Tan solo serán unos días...
El niño asintió con lentitud y le vía marchar hacia la salida, sin embargo, antes de llegar a la puerta se giró nuevamente y en un arrebató corrió de regreso a mí. Sentir sus brazos alrededor de mi estómago nuevamente, me generó una sensación de calidez que extrañaba mucho. Ambos sabíamos cuan peligroso era quedarse en aquel lugar... Su abrazo era una despedida.
— Vive... Por favor, quiero a mi hermano de regreso. — Le sentí aferrarse con fuerza y finalmente suspiró contra mi pecho.
No pude responderle como hubiese deseado, pues yo mismo temblaba internamente ante lo que podía suceder. Así que turbado por la situación me límite a acariciar su cabeza. Cuando Aiden finalmente se separó, le vi correr hacia la puerta dejándome con un enorme vacío.
Pero de pronto una sombra se cernió sobre el niño y antes de que siquiera pudiese moverme de mi lugar. Vi aún par de manos volar sobre Aiden; como si se tratara de una película de terror, la enorme figura de un hombre apreso a mi hermano en un instante.
— ¡Andrew!
Ni siquiera dudé un segundo en correr en su ayuda, mis pies volaron sobre la alfombra de la habitación y extendí mi brazo para lograr alcanzarle. Pero entonces una segunda sombra se hizo presente y tan solo pude ver el momento en que su puño de abalanzó sobre mí. El golpe impacto contra mi rostro sacudiendo incluso mi cerebro y no contento con ello, un segundo puñetazo impacto contra mi estómago tirándome de espaldas contra el piso.
— ¡Andrew! ¡No! — Volvió a llamar Aiden, pero nada pude hacer cuando vi a ese hombre arrastrarle lejos de mi vista.
En su lugar, una mujer que conocía muy bien se plantó frente a mí. Sus largos y presuntuoso vestidos habían sido cambiados por un atuendo mucho más discreto, sin embargo su rostro jamás pasaremos desapercibido.
Mi madre se encontraba frente a mí.
— Te has portado muy mal Andrew... Y ahora pagarás por ello.
No siquiera tuve oportunidad de levantarme cuando la puerta de la habitación se cerró ante mis ojos dejándome completamente aturdido y asustado. Habíamos tardado demasiado...
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Jeune fille indomptable
RomancePudo pasarle a cualquiera, pero no. Esa gran tragedia le cambio la vida para siempre a ella... Ahora Naomi deberá ocuparse de toda su familia, deberá protegerlos de la maldad de otros. Tal vez se pierda a si misma. O Tal vez encuentre una luz en m...