Prólogo

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Es simple, entrar y salir. Excepto que no es tan simple, en su cabeza se presenta el miedo constante de que alguien la vea en ese establecimiento y empiecen las especulaciones sobre ella.

Camina lentamente de un lado a otro, como si no supiera dónde está, como si eso la fuera a hacer más difícil de localizar, sin embargo lo único que consigue es que la empleada del lugar se le quede viendo por un tiempo prolongado con la ceja alzada.

—¿Puedo ayudarte en algo?— Su voz la hace sobresaltarse y de repente se siente atrapada. Mikasa levanta la cabeza y niega.

La empleada finge volver a lo suyo y asimismo la azabache también lo hace. Toma el objeto entre sus manos y se dirige rápidamente a pagarlo. Se acerca a la caja registradora con calma fingida y respira despacio.

—¿Es todo?— Y Mikasa asiente.

[•••]

—Que gusto verte, Mika.— La causante de todo el lío que está experimentando la saluda efusivamente, Sasha la envuelve entre sus brazos y la hace sonreír inconscientemente.

Definitivamente debe estar loca por tomar sus consejos en serio.

—Tambien me alegra verte, necesito ayuda con...— Mikasa se ve interrumpida por Sasha que rápidamente se ha dirigido a saludar a la persona que recientemente ha entrado por la puerta.

—¡Eren!— Pronuncia emocionada.

El ojiverde ha sido el encargado de ir a comprar los cartones de cerveza y algunas botellas y por lo tanto es el integrante más importante. A su lado ayudándole a cargar las cosas de mala gana se encuentra Jean, este último le sonríe al momento en que sus miradas se conectan. Eren mientras tanto solo la saluda con un movimiento de cabeza.

—Mikasa, Eren.— Connie se acerca velozmente, tras el se encuentra un más tranquilo Armin los saluda con la mano y cuando están todos reunidos también se acerca Annie.

—Bien, comencemos.—

Poco después empieza a llegar la gente, incluso más de la que esperaban en un principio.

[•••]

Annie ha puesto la casa que está repleta en cada rincón, hay tanto bullicio que Mikasa ha perdido a su grupo entre el gentío. Ni siquiera le ha comentado a Sasha sobre su recomendación de su más reciente compra y empieza a arrepentirse de haber traído consigo la adquisición. Definitivamente debió esperar un momento y lugar más oportuno. Remueve su bolsillo con la hoja donde viene anotado el código de sincronización del aparato.

Ve a Armin y se acerca rápidamente con las manos en sus bolsillos, está con Jean, Eren y el que parece ser Levi y a su lado un grupo enorme de chicas que desconoce. Cuando está cerca ni siquiera nota el movimiento de una de las chicas que trata de moverse de sitio y al final chocan, se desestabiliza por un momento y con sus manos se aferra al rincón de la barra para conseguir equilibrio. Ni siquiera se percata de que se le ha caído algo y mucho menos quien lo ha recogido, el hombre en cuestión sonríe al darse cuenta que es lo que tiene en sus manos, aunque aparenta tranquilidad cuando ella se acerca, se alegra de que la distracción oportuna para que nadie se diera cuenta.

Charlan un rato mientras inician una ronda de shots.

[•••]

Espera afuera mientras Sasha termina de hacer sus necesidades y tener el turno. El sonido de su celular apenas puede distinguirse entre la música, aún así la vibración la alerta y lo saca.

Un número desconocido le ha enviado una foto.

Abre el mensaje y se sorprende al encontrarse con la clave de sincronización de su juguete.

Mientras la preocupación la invade busca en sus bolsillos su papel, busca en su bolso y no encuentra nada.

«¿Quién eres?» Responde al instante al mismo tiempo Sasha sale y le pregunta con la mirada que está pasando, Mikasa la tranquiliza y entra al baño.

«Es un secreto, Mika.» Responde el sujeto en cuestión y el apodo la lleva inmediatamente a recordar a sus amigos, rememora el incidente en la barra y se da cuenta de que únicamente uno de los chicos pudo recoger el papel y ahora se está burlando de ella.

«¿Lo traes contigo?» Le llega otro mensaje, Mikasa responde rápidamente.

«¿De que hablas?» Le cuestiona con el nerviosismo a flor de piel.

«El juguete, que más.» La respuesta no se hace esperar.

Decide que dadas las circunstancias, no le queda más remedio que admitirlo. Sostiene con fuera su bolso con una mano.

«Si.» Responde con honestidad.

«Póntelo.» Leer esto la descoloca totalmente.

«¿Estás jugando?»

«Nunca había hablado más en serio.»
«Pero al parecer tú sí que quieres jugar.»
«Y si lo quieres, voy a dártelo.»

Tal vez este mal de la cabeza, tal vez sea el alcohol en su sistema, pero de repente se siente acalorada y el pinchazo en su centro al pensar al respecto lo confirma.

Lo piensa por un instante y decide.

[•••]

Baja rápidamente, su mirada se dirige al grupito que tiene a unos cuantos metros, los cuatros chicos le responden la mirada y eso le hace más difícil distinguir de quién se trata.

Más cuando su mirada se torna borrosa por la primera vibración en su centro.

Toy boy [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora