El amor es algo tan frágil que los pequeños malentendidos pueden distanciar a las almas gemelas durante mucho tiempo.
El amor es algo tan real que hará todo lo posible por unirse a su destino.
Es una historia llena de esos malentendidos que de no...
Desde el momento en el que Ao había salido de la habitación, todo termino, ella pasó unas semanas sin llegar a casa, sabía que estaba con Emma, Draken me lo había contado, ahora por otro lado Fuyu no quería tocar el tema, estaba muy serio al respecto, era claro dado que todos eramos amigos, sabia que los demas no tenian idea de lo que había pasado.
Pero yo si, sabia que le había dicho lo que sentía y por primera vez escuche como me rechazaba, era claro, no era una imaginacion mia desde un inicio.
Deje la guitarra sobre la cama y baje por una cerveza, Fuyu estaba sentado en la sala viendo su celular, me miró de reojo y al momento de cerrar la puerta del refri Fuyu habló sin más después de días de silencio.
-Baji, ¿Sabes algo de Ao? .-Aun miraba su celular mientras jugueteaba con algo en su boca, un palito de paleta.
-Claro que no.- Azote la puerta del refri y me fui directo a la sala a sentarme, me estaba molestando, era claro, pero por otro lado Fuyu por fin me volvió a hablar.
-Ya se que no, pero ocupo que resuelvas esto, se siente raro además...-
-¿Además que?..-Di un largo sorbo, estaba claro que muchas cosas podrían responderse a eso.
-Creo que lo de ella y ese tipo podría estar sucediendo, el otro día pase por la facultad de artes y vi que él...-
-¿Qué él qué? .- La sangre me ardio, esperaba lo inevitable.
-Los vi tomados de las manos..-
-Es increíble, solo han pasado dos semanas y ella ya esta saliendo con ese tipo, ¿Qué le puede gustar? Es un engreído, claramente hijo de papi y además me parece...-Empece a gritar, me agarre el cabello y me recargue en el sillón, mire de reojo a Fuyu que se inclinaba hacia mi.
-Baji concentrate, Ao podría estar saliendo con un tipo que no nos agrada a ninguno de los dos y en vez de hacer algo estas quejandote, de verdad concéntrate en no perderla más... me refiero a que minimo conserva su amistad.-
-Pero no quiere ni hablar conmigo.-
-Haz que suceda, hazlo Keisuke.-
La mañana siguiente decidí caminar frente a la facultad de arte, era simple tenia que decirle algo si la llegaba a ver, lo que fuera, había tratado de comunicarme por mensaje con ella pero nunca surtia efecto, el sol estaba frio, su luz no calentaba, en las banquetas de la universidad se notaba las sombras de las copas de los arboles moverse.
Entonces de una de las esquinas de los edificios la vi salir, sujetaba su carpeta y un portafolio con materiales, su largo cabello negro recorria su chamarra de mezclilla, sus piernas blancas se dejaban ver por la corta falda negra que tenia, caminaba dandome la espalda a unos pasos de mi.
Entonces grite, grite fuerte, todo el mundo me miro.
- ¡Kamari Ao!, podemos hablar.-
Se quedo estática y en el momento que dio la vuelta, note su cara de sorpresa, hice una reverencia y ella camino hacia mi, parecía mucho el tiempo desde la ultima vez que había escuchado mi nombre en sus labios.
-Keisuke, ¿Qué haces aquí? Deja las reverencias todos nos estan viendo.-
-Quería...- En ese momento de la misma esquina salio Kakucho, su sonrisa se borro, tomo a Ao por la cadera sin apartar la mirada de mi y la rabia me inundo, estuve perdiendo el tiempo todo esta semana y ahora este tipo la tomaba con esa naturalidad.
Y justo frente a mi la beso con suavidad, note la mirada del tipo sobre mi, le quería romper toda la cara, todo me estaba dando vuelta, ella se aparto rápidamente.
-Kakucho, dejame hablar rápido con Baji, te veo en la biblioteca.-El solo le dio una sonrisa algo fingida y me miraba.
-No tardes, encanto.-
Kakucho se alejo caminando altaneramente y me quede con ella de frente mientras miraba las puntas de sus zapatos.
-¿Ahora andas con ese tipo?, pensé qué tenias mejor gusto, no puedo creer que te relaciones con un tipo así, Ao, es un payaso, pero como sea al parecer nunca fui importante , no se como pude pensar que te podía gustar, me hubiera gustada que tuvieras el valor de no dejarme pensar que te interesaba de esa forma, felicidades supongo.-
Se me estaba rompiendo el corazón, se me había ido entre las manos, pero como el dicho japonés decía, hasta al más experto el agua se le cuela entre los dedos.
Ella no dijo nada, ni me miro y pase de largo.
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