Últimamente no se lo veía muy seguido en otra parte que no fuera la dichosa sala del tapiz de la familia Black. Pero nadie podía culparlo, luego de la guerra había tomado el mando y restaurado a los miembros que habían sido eliminados por relacionarse de cualquier forma con muggles, mestizos, o incluso traidores a la sangre. Y dos nombres en particular llamaron su atención, William y Jacob Black, de un pueblucho en Washington, había también dos chicas junto a esos nombres pero no decía con exactitud dónde estaban, lo que quería decir que se movían con frecuencia. Los otros por otra parte se mantenían fijos en Forks, o algo así se llamaba el pueblo, lo había encontrado con un poco de ayuda de parte de Hermione, no sin antes tener que decirle para qué quería saberlo, pues ella y Harry eran básicamente los únicos que sabían cómo funcionaba el internet, o más bien qué es lo que era.
Sí, él era aficionado de los muggles y le encantaba que en cuanto a transportes tenían una amplia gama y todos cómodos, pero más allá de su música, su alcohol y sus transportes, bueno, él no sabía demasiado. Y le había molestado mucho admitirlo frente a la muchacha, ¿qué iba a pensar de él? Quien se creía aún joven comparado con muchos que tenían su edad o eran incluso más jóvenes que él y se enfrascaban en una oficina y obedecían las ordenes de otros para recibir algo a cambio. No, eso no era lo suyo, a él le gustaba su libertad y la aventura, así que tomó una decisión, luego de consultar con Hermione para saber adónde exactamente iba a ir.
—Me voy a Forks, un pequeño pueblo en Washington, en el continente americano —informó una mañana nadamás sentarse a la mesa, a unos atónitos Remus y Harry, y un curioso Teddy.
—¿Qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? —preguntó Remus, dejando caer sus cubiertos de sus manos. Harry por otro lado se mantuvo en silencio un rato, quizás analizando las palabras de su padrino y lo que implicaban.
—¿Es algo que tiene que ver con tu familia? ¿O simplemente te volviste loco y dejarás todo atrás para iniciar de nuevo? —preguntó Harry al fin—. Porque déjame te digo que no podemos dejarte ir solo, Hermione me mataría, diría algo como: «¿Por qué lo dejaste ir solo, tienes idea de todos los problemas que eso puede causar, no sólo a él, sino a otros? ¡Sería un problema del Ministerio, Harry, Americano y Británico, un problema internacional, Harry!» —chilló el último "Harry" como de verdad lo hubiera hecho la castaña, aunque un poco sobreactuado en sus gestos de manos y faciales.
—Definitivamente suena como algo que diría Hermione —comentó Remus un poco más calmado. Volviendo a tomar los cubiertos y poniéndolos sobre su plato.
—¿Entonces? —insistió Harry.
—Sí, tiene que ver con mí familia, Black específicamente, porque ustedes son mi familia aunque no compartamos un lazo de sangre o tengamos un apellido en común.
Sirius no dijo nada más, simplemente dejó salir un suspiro y se dedicó a comer su desayuno, que gracias a un hechizo de Kreacher seguía caliente, aún cuando se había tardado en bajar a la cocina. Remus y Harry se lanzaron miradas de que ninguno sabía cómo interpretar eso, finalmente se encogieron de hombros y siguieron en lo suyo. Harry comiendo para salir hacia el ministerio, a la oficina de Aurores para dejar unos cuantos avisos de maltrato a criaturas mágicas, y Remus comiendo al mismo tiempo que trataba de que Teddy hiciera lo mismo sin terminar con media comida en el piso y otro poco en su cara.
Luego del desayuno Sirius dejó rápidamente la cocina y Remus no lo volvió a ver por el resto del día, aunque no es que lo hubiera buscado en realidad porque ya sabía dónde estaba, donde estaba últimamente todo el tiempo, tenía suficiente con cuidar de Teddy como para tratar de sonsacarle información a su viejo amigo sin conseguir nada. Su hijo era lo único que era enteramente suyo en esa antigua mansión y, en general, en el mundo, lo menos o lo último que hubiera pedido luego de la guerra, un años después, cuando se separó de Dora debido a que su relación no funcionó, quizás Molly tenía razón y sólo se habían precipitado al casarse pensando que iban a morir, aunque lo había dicho de Bill y Fleur, de hecho, él deseaba morir. Se consideraba a sí mismo una carga para todos, incluso creía que lo sería para su hijo, dentro de algunos años, todos los días se martirizaba con esos pensamientos, hasta que veía la sonrisa de su pequeño y todo lo malo se iba, al menos por ese dulce e íntimo momento. Sí, él amaba a su hijo, aunque siempre se decía que no lo merecía.
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Un One-shot de Harry Potter.
Random(Nombre alternativo y sin descripción.) Soy yo quien no merezco su amor (frase alusiva a las palabras finales del "fic"), sé que tengo historias sin terminar, pero revisando las notas de mi teléfono (sí, ya conseguí uno), encontré esto. Que fue pen...