📖CIENTO TREINTA Y OCHO📖

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P. O. V. LEVI:

Al final, Armin había ordenado la búsqueda de la siguiente manera:
Eren iría a Yalkell, Armin a Orvud y Mikasa a Ehrmich, los distritos más cercanos a la capital. Floch iría a los distritos más lejanos al norte: Nedlay y Distrito Exterior 2. Jean, por su parte, iría al sur, a Trost y Shiganshina. Connie se reportaría desde el oeste en Klorva y Strokirch. Hitch tomaría el este con Karanese y Distrito Exterior 1. Hange como estaba planeado se quedaría en Mitras (la Capital) para estar al pendiente de Ami junto con Michele, que cuidaría de Hannes. Melgar se quedaría, en un primer momento, dentro del muro Rose, entre la antigua base de la Legión y el bosque de árboles gigantes (puesto que ahí se ubicaba mi casa). Y finalmente, yo iría a Stohess, aunque conforme fuera avanzando el plan seguramente me movería por todo el país.

Cuando fueron entragadas las misiones de cada uno, todos salieron con prisas del edificio, por lo que sólo quedamos: Armin, Eren, Mikasa y yo.

-Los vamos a encontrar. - nos animo Armin con aquel tono reconfortante que me recordaba que no era Erwin, aunque tuviera la misma mente maestra.

-¿No deberían estarme culpando por lo sucedido? - pregunté en voz baja.

Veía por la ventana como los demás se despedían y se iban por diferentes caminos hacia esa misión a ciegas que les encomiende.

-No ganaríamos nada al hacerlo. - Razonó Eren. - Además, cuando el culpable fui yo, jamás me juzgaron por eso, no hay razón para comenzar a hacerlo ahora.

-Es verdad y también sabemos como son nuestros hijos, que Kai los obligará no es una posibilidad, ellos fueron voluntariamente. - complemento Mikasa. - Sobre todo Carla, heredó ese espíritu rebelde de Eren.

Armin se río por lo bajo, antes de hablar:

-Y como siempre, Kikyō sabía que tenía que ir para que los dos pequeños rebeldes no se mataran en el proceso. - se burlo Armin recordando su propia infancia.

Sonreí aliviado. Tenían razón, nuestros hijos eran tan parecidos a nosotros; eran, como muchos les dicen, el siguiente gran trio problema: la valiente impulsiva, Carla; el cerebro y corazón, Kikyō; y el líder curioso, Kai. Mi pequeño Kai. ¿Cuánto había crecido?

-Así que, Capitán, deje de lamentarse y entreguemos nuestros corazones una vez más...-anuncio Eren motivado.

Chasquee la lengua antes de darles la cara. Esta vez, no podía ser solo aquel líder desalmado y calculador, también debía ser un padre humano que daría la vida por su hijo; así pues, mi expresión no sería la del "Hombre más fuerte de Paradis", sería de: Levi, el hijo de una prostituta que creció en la miseria y aún así encontró algo por lo que valía la pena luchar.

Todos se sorprendieron al inicio, pero después sonrieron esperanzados.

-Andando. - fue todo lo que dije con la expresión más transparente que he mostrado nunca.

Tome mi capa de la Legión de Reconocimiento, que completaba aquel uniforme que había portado por años, me la puse de un solo movimiento, producto de años de seguir la misma rutina, y camine a la salida de mi oficina, con los 3 niños, ahora adultos, siguiendome con absoluta lealtad y confianza.

Nuestra última misión daba inicio, una última expedición. Sólo eso.

Al salir del edificio, los soldados, que ya había movilizado yo, nos esperaban con un caballo para cada unos. Los montamos y con una última mirada nos despedimos antes de irnos cada quien por nuestro lado.

Stohess estaba al Este, por lo que, a toda velocidad traté de atravesar el área industrial de la capital. Tenía la sensación de que debí despedirme de Ami, pero si lo hacía, dudo que fuera capaz de irme; así pues, deje que esa idea se extinguiera entre el ruido de los casquillos del caballo que golpeaban el suelo de piedra, llamando la atención de todo el mundo. La Reina no tardará en enterarse de esto.

P. O. V. KAI:

-¡¿QUÉ MIERDA HACEN AQUÍ?! - gritaron desde la puerta.

El llamado de Dymytrie nos puso en estado de alerta.

-Nos perdimos, ¿no es obvio? - respondí con seguridad.

Por dentro sabía que el era peligroso, pero no dejaría que el viera que realmente lograba intimidarnos. Me enderece y me acerque a él.

-Aja, ¿se perdieron camino a dónde? - pregunto sin creer una sola palabra.

-A tu casa no creo... - se burlo Carla siguiendome la corriente. - Esta claro que buscábamos el mercado...

Mostró la bolsa que había usado Kikyō cuando compramos la comida de la semana.

-Pues dudo mucho que esta casa tenga pinta de mercado. - negó el chico.

Me cruce de brazos.

-El letrero de afuera decía "Suministros", una tienda puede ser. - le dije con obviedad.- Y por si no lo haz notado, toda la Ciudad Subterránea está en ruinas, para mi esta casa no es diferente de cualquier otra.

Dymytrie estaba que soltaba llamas de furia porque lo estábamos tratando como un imbecil, aunque claro que lo era.

-¡No se hagan los listillos conmigo! - se quejo dando un paso hacia delante. - Se que esconden algo.

Lo imite.

-¿Y que si lo hacemos? - pregunte insinuante. - ¿Qué nos harás? ¿Matarnos? Inténtalo.

Dymytrie tuvo las intenciones de soltarme un puñetazo, pero justo a tiempo llegó Asher para detener el puño con su propia mano.

-¿Qué demonios haces, Dymytrie? - le dijo Asher con todo el peso de su poder en sus palabras. - ¿Acaso no te dije que tenías prohibido tocarles un solo pelo a estas cucarachas?

De no ser porque ya había conocido al niño interior de Asher, diría que era ya todo un hombre inhumano y despiadado.

-¿Por qué carajos crees que debo hacerte caso, hijo bastardo? - pregunto Dymytrie soltandose del agarre de su líder. - Ni siquiera haz explicado porque quieres que los dejemos tranquilos, ¿eh, traidor?

-No tengo que darle explicaciones a la basura, pero si lo que quieres es desafiarme, te recuerdo que yo soy tu jefe y tu solo eres un simple don nadie. ¿Te quedo claro o te llevo con Boris?

Esa última amenaza si tuvo impacto en Dymytrie, el cual titubeo antes de salir de casa hecho una furia. Asher nos lanzó una mirada furibunda.

-Está vez tuvieron suerte, pero es mejor que se larguen de aquí y no regresen. - nos advirtió con un tono más comprensivo.

Chasquee la lengua en respuesta, lo cual divirtió a Asher. Él sabía que no le haría caso, pero igual decidió marcharse como si creyera lo contrario.

-¿Qué hacía él aquí? - pregunto Carla cuando de nuevo estuvimos solos.

-No lo sé. - respondí encogiendome de hombros. - Pero, me preocupa más saber que hay en esta casa como para que Dymytrie reaccionará así.

Guardamos silencio, observamos la casa con detenimiento, esperando que quizá las paredes nos revelarán el secreto escondido, pero como no fue así, tuvimos que regresar en nuestros pasos y volver a casa.




©️ De la imagen: a quien corresponda.

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora